martes, 17 de diciembre de 2013

Informe de la guerra de clases en el estado español (17-XII-13)

1) El régimen está actualizando su arsenal represivo. Salvo l@s muy jóvenes, tod@s recordamos la «democracia sin complejos» de que hablaba el PPSOE en 2002 y 2003, cuando Aznar, Garzón, Rodríguez Zapatero y cía. suspendieron la actividad de y luego ilegalizaron a Batasuna, en un contexto de sumarios judiciales contra las organizaciones y medios del MLNV. Ahora el PP da un paso más –sólo con el apoyo de CiU y PNV, de momento–: una ley de seguridad privada que dará una serie de competencias policiales a los guardias de seguridad privada y una ley de seguridad ciudadana que amenaza con convertir las movilizaciones en una garantía de ser carne de derecho penal (de ser fuertemente multad@s y/o acusad@s por un tribunal, vaya).

2) Este rearme viene acompañado de golpes represivos: redada-montaje contra casi una veintena de sospechos@s del asalto a una asociación franquista de estudiantes y algun@ de la llamada «guerrilla abortista» (redada, por cierto, anunciada vía Twitter por Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid de baja y que, por tanto, no ejerce, en teoría), múltiples detenciones en las concentraciones solidarias, en los astilleros de Cádiz, en el  «RodeaelCongreso» contra la propia LSC, ... Mientras el MLNV, que espera juicios contra unos doscientos de sus militantes más activ@s, demostraba el pasado octubre su solera antirrepresiva con otro muro humano, nuestra respuesta en Madrid, como viene siendo la pauta, es torpe y tibia, aunque todavía hay respuesta y se la abraza desde Catalunya, Aragón, etc.

3) El soberanismo catalán sigue adelante con su proyecto de consulta, poniéndole incluso fecha: 9-XI-14. Lleve donde lleve este proceso –independientemente de si lleva a alguna parte, de si habrá algo que decir cuando llegue ese día o la moda esté tan pasada como el «plan Ibarretxe»–, el sector soberanista catalán del Poder está demostrando una saludable capacidad de poner en ridículo al resto del Poder que trata como innegociable y ridícula cualquier reforma de la Constitución de 1978, por superficial que sea.