sábado, 23 de julio de 2016

¿Un gato?

Quizá creí que tenía más de gato de lo que realmente tenía. Quizá tenga algo más de perro. O quizá sólo pase que me haya movido demasiado poco como para averiguarlo aún. ¿Cuántas ocasiones de actuar libremente hay que aprovechar para empezar a sentirse realmente libre? ¿O es que es más fácil sentirse libre primero y luego actuar libremente? ¿Cómo se interrumpe este bucle, cómo se entra en el círculo virtuoso?


«La vida», escribió Søren Kierkegaard, «sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero sólo puede ser vivida hacia adelante». Es brillante, pero le faltó quizá decir que lo comprendido a veces no sirve para vivir, que en ocasiones todo parece nuevo, no ilusionantemente nuevo, sino nuevo como un golpe nuevo: no sabemos si nos alcanzará, no se sabe en qué punto ni con qué fuerza, sólo sabemos que es posible que duela. No todo en la vida es triste, ni muchísimo menos, pero muchas de las cosas que no son tristes son banales y acaban resultando, a quien no tiene dramas, aún más tristes que las dramáticas.
Escribió en el Libro del desasosiego Bernardo Soares/Fernando Pessoa, entre otras nostalgias, la de algo (¿libertad verdadera? ¿naturalidad? ¿funcionalidad del hemisferio derecho del cerebro?): «He matado a la voluntad a fuerza de analizarla. ¡Quién me volverá a la infancia de antes del análisis, incluso de antes de la voluntad!».

domingo, 10 de julio de 2016

Arma letal 2, versión postmoderna

En la versión postmoderna de Arma letal 2, Roger Murtaugh, el policía que interpretaba Danny Glover, también se entera de que hay una bomba bajo su WC cuando ya está sentado en él. Ahora bien, todo el mundo le dice que no sea tan negativo. Dejan el temporizador correr y empiezan a acolcharle el retrete para que esté más cómodo, le instalan un equipo de música y una tele en el mismo baño y su familia le lleva allí la comida. Pide un crédito al banco y así puede pagar a profesionales que le echen una mano: un fisioterapeuta que le ayude a mantener las piernas más o menos en condiciones (circulación sanguínea en orden, músculos a tono), un psicólogo para la terapia familiar y un coach que le da claves para motivarse y aprender a tomarse como una oportunidad vital la bomba que tiene debajo del culo.


En esta versión, Murtaugh termina sus días como un anciano convertido en youtuber que sube vídeos y publica algún que otro libro de autoayuda explicando lo importante de una actitud emprendedora y positiva. Llega al final de su vida gagá y rodeado de sus seres queridos, que evitan hablar de la bomba y, cuando lo hacen, es con eufemismos o circunloquios («el tema este» y similares, incluso «lo de la bomba»). Las pocas veces que alguien se atreve a mencionar la posibilidad de intentar desactivar la bomba o incluso la de levantarse por si el artefacto hubiera quedado inutilizado por el paso del tiempo, la persona en cuestión es mirada como una loca de atar y se le replica que las cosas no son tan simples, que vaya soluciones más radicales busca, etc., etc.