De nuevo, no tenemos por aquí mucho que contar al lector.
Sumidos en un marasmo existencial del que ya se verá qué sale, no tenemos nuevos relatos o poemas que ofrecer, ni tiempo para dedicar a alguna historia intrahistórica, ni ninguna reflexión interesante que proponer (pese a andar en una danza casi compulsiva entre Wallace, los cínicos, Cioran, Michael Ende, Pessoa y algo de Nietzsche).
En cambio, rescatamos de nuestra colección de fragmentos leídos interesantes uno que releímos hace poco y que es, quizá, la mejor muestra del amor por la literatura que destila el capítulo al que pertenece y toda la novela Brooklyn Follies:
No había normas en lo que se refería a escribir, afirmó. Cuando se consideraba la vida de poetas y novelistas, se acababa frente a un absoluto caos, una infinita sucesión de anomalías. Eso se debía al hecho de que escribir era una enfermedad, prosiguió Tom, algo así como una infección o gripe del espíritu que podía atacar a cualquiera en el momento más insospechado. Al joven y al viejo, al fuerte y al débil, al borracho y al sobrio, al cuerdo y al loco. Echa un vistazo a la lista de los gigantes y semigigantes, y descubrirás a escritores que siguieron todo tipo de tendencias sexuales, que asumieron todas las posiciones políticas, que mostraron todas las facetas del espíritu humano: del idealismo más noble a la corrupción más insidiosa. Eran criminales y abogados, espías y médicos, soldados y solteronas, viajeros y enclaustrados.Paul Auster, Brooklyn Follies, traducción de Benito Gómez Ibáñez, pág. 154
Vaya pandilla de traviesos. Ando a vueltas con el libro del desasosiego que me parece bíblico.
ResponderEliminarJajaja, ell@s muy traviesos y 'La broma infinita' muy voluminosa (y de tipografía densa, encima). Yo he estado siete meses sin poder echarle el guante (por cuestiones logísticas) y he acabado por asumir que tenía que comprarme un ejemplar y volver a empezar.
EliminarHe hecho lo primero gracias a Iberlibro y estoy en lo segundo y voy a buen ritmo, no lo estoy lamentando. No sé si te estará costando, porque lo de los gustos es muy personal, pero a mí me encanta, ya me estoy haciendo a la idea de leer 'The Pale King' -la novela póstuma que dejó inacabada- sin traducir, no por snobismo, sino por la curiosidad de leerle tal cual.
De la broma infinita llevo 150 páginas y es como una tía a la que llamo entre rollo y rollo con libros cortos.
ResponderEliminarAhora, un año después, he releído esto por azares de la vida y me he dado cuenta de que, cuando hablaste de "el libro del desasosiego", seguramente te referías al libro de Pessoa titulado así y no a lo larguísima que es 'La broma infinita' y el desasosiego que eso puede causar. ¿Ves -oh, mundo, no sólo Chexpirit- por qué procuro usar siempre comillas o (mejor aún, cuando se puede) cursiva para los títulos? Si no, las cosas no siempre se entienden, snif... también puede ser que yo sea un poco atontado.
EliminarEn todo caso, ahora que me he interesado un poco más por Pessoa y que 'El libro del desasosiego' es el libro suyo que más ganas tengo de leer, te pregunto ¿qué tal con él, acabaste de leerlo? Si sí ¿a gusto, a disgusto... ? (Todo esto suponiendo que llegues a leer esto alguna vez)