martes, 13 de mayo de 2014

El frente al que vamos a morir sin darle mayor importancia

No es la crisis económica, la falta de inversión en I + D, ni la fuga de cerebros. Aunque tenga que ver con eso, el meollo del asunto no está ahí. Algo se está tragando los mejores años de nuestra vida (eso nos dijeron que serían) y no son los recortes presupuestarios, ni la derecha.
Sintiéndolo mucho, ese desagüe traga y traga y seguirá haciéndolo aunque se acaben la crisis, los recortes y demás. Hay que ganarse la vida, he ahí el problema. Literalmente: nuestras vidas no son nuestras ni nosotr@s dign@s de ellas, vivimos en un sistema socioeconómico donde da igual que haya de sobra para tod@s porque el número de sillas es el que es y, cuando se pare la música, alguien tendrá que quedarse de pie hasta la próxima partida. O la siguiente. O hasta que en vez de la partida, sea la vida la que se le acabe, o lo haga su interés por semejante «vida».
La competencia y la angustia por ganarse la vida, por buscarse la vida en vez de vivir, componen el matadero al que entramos sin resistencia, sin siquiera una bandera blanca porque a esta guerra que declaró la economía a la vida ni se la menciona. Nos cuesta hasta usar la palabra «capitalismo»... va a ser cierto que «el mejor truco del Diablo fue convencer al mundo de que no existe».

Estudia una carrera o un ciclo formativo; después ¿por qué no otra carrera o ciclo? y después, ¿por qué no un máster? ¿El antiguo CAP? ¿Mejor unas oposiciones, para mayor estabilidad? No basta con ser buen@; buen@s, hay much@s, ¿eres el mejor? ¿De l@s mejores, al menos? Y prácticas, ¿has hecho prácticas? ¿Has hecho suficientes prácticas? ¿Lo bastante mal remuneradas? ¿Tanto que hayas tenido que repetirte «Es para hacer curriculum» como una letanía? Y el trabajo en sí, ¿cuánto has trabajado? Piensa en todo el tiempo que no lo hayas hecho: a menos que hayas estado estudiando algo productivo, serán «lagunas» en tu CV.
Piensa que todo el tiempo que sí lo hayas hecho es tiempo que no recuperarás jamás... ¿lo echarás de menos? Piensa en la gente mayor que tú que conoces, en la edad a la que se han jubilado –l@s que se han jubilado– y la edad a que han muerto, l@s que ya han muerto. ¿No echarás de menos todas esas horas si mueres a los 90? Y ¿a los 76? ¿A los 65, a los 59, a los 46? Todo lo que has hecho para «desconectar», para no pensar en esos trabajos (o esas prácticas, o esos estudios) que devoraban tu tiempo o, simplemente, para descansar de un cansancio que no habías deseado, ¿echarás de menos el tiempo consumido?