· Los sectores institucionalistas empiezan a tomar posiciones para las elecciones al parlamento europeo de mayo. El PP ha sido desbordado por la derecha (Vox) e IU, desestabilizada por Podemos, una candidatura mediática, más dirigida a l@s jóvenes y que intenta lanzar un populismo de izquierdas; pese a no tener proyección postelectoral, esta lista electoral podría tanto hacerle la competencia a IU como fusionarse con ella.
· L@s oprimid@s también empezamos a recuperar posiciones: por un lado, las luchas ya activas persisten y algunas cobran fuerza (véase la larguísima huelga en Panrico o la lucha contra la carestía del transporte público en Barcelona). Por otro, el patrimonio de lucha acumulado da frutos: l@s vecin@s del barrio burgalés de Gamonal -que los mayores de 25 recordamos por la lucha en torno al aparcamiento de la calle Eladio Perlado- han vuelto a dar una lección de unidad y coraje a las autoridades y el SAT, por su parte, ha aglutinado a su alrededor a muchos otros grupos para echar un gran pulso a las autoridades, con columnas de todo el estado que convergerán en Madrid sin intención de retirarse hasta conseguir sus objetivos.
· Al otro lado de la barricada, los elementos más lúcidos del sistema (véanse un par de ejemplos aquí o aquí) toman nota de la rabia que se va apoderando de la clase oprimida y del riesgo que esto implica para el estado de cosas que defienden, mientras otros intentan evitar que esto siente precedente. El tiempo dirá si son realmente capaces de impulsar el cambio de rumbo que quieren; el ejemplo de Ucrania quizá sea el más claro reflejo de sus temores: un malestar social que, sin ningún programa política en especial, degenera en caos y en la toma de las calles por una masa políticamente multiforme e incluso enfrentada.
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