Con la fama que tiene de tipo brusco y sarcástico, de hombre tan intratable como boscoso era su pedazo de bigote.
Cuando fue adulto y se vio en una posición económica desahogada, compró una lápida para la tumba de su padre, muerto durante su infancia y al que, por tanto, apenas había conocido. Citando la Carta a los corintios, incluso Nietzsche lo dijo, lo hizo grabar en la tumba de su padre:
"El amor nunca muere".
Cuando fue adulto y se vio en una posición económica desahogada, compró una lápida para la tumba de su padre, muerto durante su infancia y al que, por tanto, apenas había conocido. Citando la Carta a los corintios, incluso Nietzsche lo dijo, lo hizo grabar en la tumba de su padre:
"El amor nunca muere".
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