martes, 31 de julio de 2012

(No) Ficción

No hay ninguna afectación en lo de citar a Auster y su idea de la literatura como enfermedad. Yo no escribo como parte de una búsqueda (al menos, que yo sepa) o por una necesidad biológica, como decía Stephen King que le ocurría; tampoco porque piense que voy a alcanzar algún tipo de gloria, prestigio o riqueza material.
En un sentido práctico, la literatura no sirve para nada. No sé qué sentido tiene leer o escribir literatura, no sé cuál es el sentido de la ficción, ese entregarse honestamente a lo que no es real y dedicarle una parte del tiempo limitado que tenemos en el mundo real.
Sé: que me gusta. No sé: si este es motivo suficiente para hacerlo.
Sé: que me hace reafirmarme en mí mismo y mi apego a algo mayor que yo, es uno de los pocos momentos en que puedo parecer alguien con patria o religión. No sé: si este es un motivo para hacer algo o no lo es o, de hecho, es un buen motivo para dejar de hacer algo. Tampoco es que se me ocurra algo mejor, puest@s a ser, que ser un portador de -e infectado por- el virus literario, un lector-escritor. Son dudas de las que no puedo escapar y que dejo sobre la metafórica mesa, no porque piense que vayan a ser útiles a otr@ o que debo dejarlas, lo hago porque no sé qué hacer con ellas.

2 comentarios:

  1. Sep, hay muchas cosas inútiles por ahí que no valen más que para curtir el cerebro. Y eso rara vez tiene beneficios. Habrá que pensar en dejar de pensar, pero tendré que tomar pastillas.

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  2. Jaja, lo de las pastillas, habría para pensárselo (¡aargh!); sólo conozco dos maneras de dejar de pensar sin dejar de vivir -el sueño y el sexo- y ambas tienen serias limitaciones.
    Ya dije hace unos meses
    http://conspiracionparamatareltiempo.blogspot.com.es/2012/01/y-entonces-una-autoaclaracion.html
    que aspiraba a pensar, recordar y analizar sin caer en la neurosis paralizante; sigo aspirando a ello, pero sigue pareciéndome difícil, no sé si imposible.
    Tu comentario me recuerda a un conocido que tenía un blogo llamado "La neurona feliz" y, en la explicación de la idea del título, decía esto:

    «Mi estado de ánimo me da igual si mis neuronas hierven de actividad. Cuando el pensamiento fluye, da igual el pensamiento en sí, no es sino la muestra de que el cerebro funciona, que está en forma, que puede estar a pleno rendimiento con tan sólo encontrar el estímulo adecuado.»

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