Ante todo, feliz cumpleaños. Me permito escribirte en castellano por dos motivos: el primero es que dijiste que lo entendías; el segundo, que seguramente no llegues a leer nunca esta carta, por lo que vas a ser, como diría un lingüista, su destinatario, pero no su receptor (este papel lo jugarán quienes lean este blog). Esto es, básicamente, una buena noticia, ya que esta carta es una suerte de sustituto de la que había pensado en escribirte si hubieras seguido entre los muros de Muret.
Si no me equivoco, este sexagésimo cumpleaños es el segundo que celebras de verdad, fuera de prisión, en 4 años y el tercero en 26. Se dice pronto. Como -ya está dicho- es más probable que esta carta la lean otras personas que que lo hagas tú, entenderás que haga de ella algo distinto que un intento de comunicación de un lado a otro de los muros carcelarios y de las singularidades personales.
En primer lugar, es una reivindicación de la honestidad, algo que tú no has inventado, pero sí cultivado. De haber nacido treinta años antes y no durante la vida de Action Directe, quizá tampoco habría apoyado algunas de vuestras acciones, tal vez ni siquiera habría apoyado todas las de los GAI-GARI, pero respeto y comparto el fondo de vuestra acción y discurso y pienso que cualquier anticapitalista honesto lo haría, incluso quienes prefieran promover y practicar sólo las acciones no-violentas. Más aún, recuerdo haber visto el documental Ni vieux, ni traîtres ("Ni viejos, ni traidores", visible gratis y con subtítulos en castellano aquí) y cómo, a partir de los 87'57", tu carta, leída por uno de los directores, hace una crítica serena e implacable de la implicación política de vuestra generación, de su fracaso y de su escasez. Entre los lobos de la autocomplacencia y el precipicio de la traición, elegiste volar. Te negaste a elegir cuando la elección era toda ella una trampa. Bien por el hecho en sí y por el desmentido de tópicos como que hoy día no hay referentes de valores o -la clase de frase que puedes escuchar en España, te lo aseguro- que "faltan cojones", así, en general.
En segundo lugar, esta carta es un mensaje para otras personas que tampoco podrán leerla. Por ejemplo, para Mario, que sigue desaparecido (y muy bien que hace) porque no le perdonan haber sido de los GAI-GARI hace 37 años. Como se niegan a perdonarle en las policías españolas, se niegan -por falta de interés y paladas de ignorancia- en las de Francia, Finlandia o Canadá. Y Mario, entre tanto, seguirá tan flamenco y rebelde corriendo, acosado pero libre, en esta noche de Luna llena.
También para Salvador, Enric y Oriol que, como tod@s l@s muert@s, son invencibles pero que, a diferencia de much@s muert@s, no tienen que alimentar la tierra bajo la losa del oprobio que supone una vida de colaboración con la Muerte misma. Salvador era apenas nueve meses mayor que mi propio padre, el tiempo que tarda en germinar un ser humano, y me parece un buen ejemplo de lo que decía Brecht y que citaba Jacques (en uno de los pocos momentos en que no sonreía), también en Ni vieux, ni traîtres (80'36"), eso de "Nuestras derrotas, lo único que demuestran es que somos poc@s l@s que luchamos contra la infamia y de l@s espectadores esperamos que, al menos, se sientan avergonzad@s".
También para Jean-Claude y para Joëlle, entre otras cosas, porque la vida en sí misma es dura (y más, en prisión) y porque fue ella quien formuló, en esta entrevista, la frase que yo te adjudicaba a ti y que explica perfectamente vuestro noble rechazo del arrepentimiento. La idea -que Nathalie, Georges y tú mismo habéis defendido- de que vuestras acciones habían pretendido ser contribuciones a la lucha de clases y, como tales, abjurar de ellas habría equivalido a intentar reapropiároslas, negárnoslas a l@s demás y contribuir a nuestra desposesión de referentes colectivos.
De hecho, aunque no creo que tú les conocieras personalmente, esta carta también es un guiño a Naparra y Pertur, mejores miembros de vuestra generación que much@s de quienes les sobrevivieron, porque hoy se está hablando de desaparecid@s y parece que nadie quiera acordarse de que l@s últim@s desaparecid@s polític@s en España no son del 39, ni de ningún otro año anterior al 76.
En definitiva, el sentido de esta carta tiene que ver con reivindicarte como sujeto, no sólo un nombre en los libros de contrahistoria o en esos periódicos de hemeroteca que tanto miedo dan a algun@s; tiene el sentido de decir que, jóvenes, madur@s o ancian@s, aquí seguimos, armad@s de memoria y de voluntad e intentando montar un polvorín de coraje y dignidad, a ver qué tal se nos da.
Una confidencia, para acabar. Mirándome al espejo, le he pedido un favor a mi reflejo, uno solo. Le he pedido que, si yo también acabara abjurando de la Revolución y la Idea, postrándome ante la Bestia capitalista, me escupa en la cara sin contemplaciones y con mucha bilis. Ha sonreído, que es su manera de aceptar el trato.
Seguiré leyéndote, seguiremos del mismo lado de la barricada. Sé feliz,
B
De hecho, aunque no creo que tú les conocieras personalmente, esta carta también es un guiño a Naparra y Pertur, mejores miembros de vuestra generación que much@s de quienes les sobrevivieron, porque hoy se está hablando de desaparecid@s y parece que nadie quiera acordarse de que l@s últim@s desaparecid@s polític@s en España no son del 39, ni de ningún otro año anterior al 76.
En definitiva, el sentido de esta carta tiene que ver con reivindicarte como sujeto, no sólo un nombre en los libros de contrahistoria o en esos periódicos de hemeroteca que tanto miedo dan a algun@s; tiene el sentido de decir que, jóvenes, madur@s o ancian@s, aquí seguimos, armad@s de memoria y de voluntad e intentando montar un polvorín de coraje y dignidad, a ver qué tal se nos da.
Una confidencia, para acabar. Mirándome al espejo, le he pedido un favor a mi reflejo, uno solo. Le he pedido que, si yo también acabara abjurando de la Revolución y la Idea, postrándome ante la Bestia capitalista, me escupa en la cara sin contemplaciones y con mucha bilis. Ha sonreído, que es su manera de aceptar el trato.
Seguiré leyéndote, seguiremos del mismo lado de la barricada. Sé feliz,
B