Se
equivocaron u os engañaron. Todas las religiones, todas las
ideologías, todas las corrientes filosóficas e incluso aquellas
opiniones que se decían por encima o al margen de todas las
antedichas. Yo he tenido una revelación y os puedo decir La Verdad.
La
Única y Última Verdad es la Burocracia, esa es la verdad. La
Verdad, con mayúsculas, versalitas o minúsculas, es que al final de
vuestra vida compareceréis ante San Pedro, Pepito Grillo, Jean-Paul
Sartre o quien quiera que sea vuestro Auditor Existencial y os
mandará a casa una vez tras otra a por una fotocopia compulsada de
vuestras obras, un certificado del empadronamiento de vuestro
supuesto sentido común u os liará para intentar contratar un
servicio de «conciencia
limpia premium» que no llegará nunca. La
cochina existencia ulterior que nos espera, a
vosotr@s y a mí, es como el castigo de Sísifo, pero peor:
corretearemos como bichejos creyendo que vamos a llegar a alguna
parte y sin saber que la finalidad de tal dossier es no estar jamás
completo.
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