sábado, 1 de junio de 2013

La maldición de vivir en futuro: esperanza y desesperación

Condorcet, el gran matemático, el cerebro científico de la era de «las Luces», defendió lo inevitable del progreso humano en Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. Escribió sobre eso escondido en casa de una protectora, sabiendo que, de ser descubierto, le esperaba la guillotina, de la que sólo una muerte más prematura (un edema pulmonar o tral vez el suicidio) le salvaría.

Unica Zürn, después de su primer internamiento psiquiátrico, escribió «La liberación de la esperanza es la liberación total», como una década antes de suicidarse lanzándose por una ventana a las fauces de la libertad última.

Alejandra Pizarnik, amiga de Julio Cortázar, había escrito en una carta a Silvina Ocampo: «el mero hecho de que él, Julio, exista en este mundo, es una razón para no tirarse por la ventana». Julio, después de que Alejandra le contara su segundo intento de suicidio y posterior internamiento, le escribió una carta con toda su ternura y cierta seriedad envuelta en humor, que termina
Sólo te acepto viva,
sólo te quiero Alejandra.

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