sábado, 21 de septiembre de 2013

Informe de la guerra de clases en el estado español (20-IX-13)

1) Después de cinco años de crisis macroeconómica, el paro y la pobreza continúan avanzando por los países que se creían más ricos en el mundo. En el caso de España, Intermón Oxfam cuenta que la pobreza ha aumentado del 23 al 27% y que podría llegar al 42% en 2025 si nadie lo impide.

2) Hace cuatro días, otra persona se suicidó tras notificársele que iba a ser desahuciada sin derecho a rembolsar su deuda; en este caso, en Carabanchel. Ella se llamaba Amparo, su deuda era con la Empresa Municipal de Vivienda, del Ayuntamiento de Madrid, y ascendía a 900€. Me cuentan que no es sólo una cuestión de dinero: Amparo era gitana, madre y abuela de una abundante prole, y lo que quieren las empresas públicas o privadas es vender «pisos bien» a «gente de bien». Tod@s l@s gitan@s son colectivamente sospechos@s de hacer ruido, robar cobre y abusar de l@s demás y este estigma (cierto o no, poco importa) invalida el famoso artículo 47 de la Constitución que nos prometió el «derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».

3) El zombi de Garrigues Walker ha salido de su tumba y se está manifestando con un libro bajo el brazo, que acaba de publicar. Ya no basta con que l@s polític@s en ejercicio reivindiquen el «espíritu de la Transición», tampoco con que lo hagan l@s retirad@s (Felipe González o el difunto Santiago Carrillo) o cierto jefe de estado al que sólo votó Franco por unanimidad absoluta y por su «gracia de Dios».
Reaparece, pues, Antonio G. W., al que mi generación no ha conocido más que en las enciclopedias, para reivindicar el modélico comportamiento de sindicatos, empresari@s y particulares en general, lo que él llama las transiciones. El grupo PRISA, tan desesperado por rescatar el apego popular a la Transición como lo está el resto de la socialdemocracia y como los cristianodemócratas del resto del sistema, pasea a Garrigues Walker para convencer a l@s convers@s y a l@s que dudan. Buen intento: Antonio G. W. es una cara bastante amable, pero viene a proponernos lo de siempre: paz social, sumisión, confianza en lo que ya ha fracasado, ...

4) Se confirma por dónde va la recuperación de la economía española: asentarnos como la periferia del Primer Mundo. Las centrales de teleoperadores, los llamados «call centers», vuelven de Hispanoamérica por los problemas de comunicación entre clientes de acá y operadores de allá, pero, sobre todo, porque España ya se está convirtiendo en su propia Hispanoamérica, en su propia neocolonia de trabajadores sin apenas protección y con más miedo que resistencia. Ahora, la prensa macroeconomista nos cuenta que el sector automovilístico destruye empleos en Francia y Alemania para conservar otros o incluso crearlos en España.

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