miércoles, 7 de diciembre de 2011

De Onfray a Nietzsche y de este, a la Tierra

Anda Mr. Brown leyendo el Tratado de ateología de Michel Onfray (en apreciable traducción de Luz Freire, gracias por preguntar) y, si el propio libro ya es (aún) más interesante de lo que el título podría dar a entender, lo primero que un@ se encuentra es la cita de Nietzsche que se lee un pelo más abajo.
Sí, volvemos a Friedrich Nietzsche porque, aunque su concepto de las relaciones sociales no fuera muy humanista, esta bofetada es muy humana y es de lo más desalienante y refrescante que uno puede leer sobre el tema... y ya tiene más de 120 años:

El concepto de «Dios» fue inventado como antítesis de la vida: concentra en sí, en espantosa unidad, todo lo nocivo, venenoso y difamador, todo el odio contra la vida. El concepto de «más allá», de «mundo verdadero», fue inventado con el fin de desvalorizar el único mundo que existe, para no dejar a nuestra realidad terrenal ninguna meta, ninguna razón, ningún quehacer. El concepto de «alma», de «espíritu», y, en fin, incluso de «alma inmortal», fue inventado para despreciar el cuerpo, enfermarlo –volverlo «santo»– para oponer una espantosa despreocupación a todo lo que merece seriedad en la vida, a las cuestiones de alimentación, vivienda, régimen intelectual, asistencia a los enfermos, limpieza, clima. En lugar de la salud, la «salvación del alma», es decir, una folie circulaire [locura circular] que abarca desde las convulsiones de penitencia hasta las histerias de redención. El concepto de «pecado» fue inventado al mismo tiempo que su correspondiente instrumento de tortura, el concepto de «libre albedrío», para obnubilar los instintos, con el propósito de convertir en una segunda naturaleza la desconfianza hacia ellos.

Friedrich Nietzsche, Ecce homo, «Por qué soy un destino», § 8

2 comentarios:

  1. Impresionante. Yo cada vez estoy más derechizadoconservador... últimamente digo que soy agnóstico, porque estoy rodeado de creyentes a los que me cuesta mucho explicarles que soy ateo... me parece muy duro para ellos, no sé... creo que soy un ateo cobarde, y por eso digo que soy agnóstico. Me ha encantado Mr. Brown. Me apunto el título del libro.
    Abrazos graaaandes!

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  2. Ay, Victorcillo... pero ¿sigues ejerciendo de abogado del Diablo, o no?
    Jeje, creo que eres demasiado prudente, yo procuro ser diplomático pero no me cuesta "confesar", por ejemplo, ante mis compañeras de piso (dos católicas practicantes de tres) que soy ateo. En todo caso, el ateísmo es una categoría religiosa, no dice nada de nadie, más allá de su relación con Dios o los dioses... a mí lo que me interesa es si un@ es -como en mi caso- o no "antiteo": la posición que un@ toma con respecto al concepto de Dios, más allá de si existe o no, cosa que ni l@s ate@s, ni l@s agnóstic@s, ni l@s creyentes ("creer" no es "saber") sabemos.
    Dicho de manera más diplomática, a mí lo que me interesa no es si hay algo después de la muerte o más allá de este mundo, me interesa qué hay antes de la muerte y qué se puede hacer en este mundo y lo cierto es que en nuestra experiencia práctica existe lo material, lo emocional, lo mental... pero no lo sobrenatural. No interactuamos con Dios, ni con el karma, ni con el alma, ni con nada de eso, así que lo siento por mi alma inmortal si resulta que la tengo, pero arrojo una salvación y una condenación que no he pedido y tiro de la cadena; no acepto chantajes. La pregunta de si Dios es real o imaginario me deja frío y el personaje -un padre/dictador del que no se puede huir- me repugna. Soy un ser humano adulto que vive su vida y me quedo con nuestra condición animal y con la razón, la ciencia y el arte.
    Aparte de eso, me alegro de leerte, de leer tu interés y de la sensación de que sigues sin querer que tus neuronas cojan polvo. ¡Abrazos muy grandes, Sr. Alfaro!

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