lunes, 2 de enero de 2012

Wallace y un servidor hablando del aborto

Adentrémonos en terreno fangoso, compliquémonos la vida. Mr. Brown empieza la entrada denotando la incomodidad que le produce este tema por diversos aspectos, que habrá que empezar a detallar.
El Brown este del blog se pone a hablar del aborto, ¿a cuento de qué? ¿Porque se siente obligado a tomar posición? ¿Acaso no están bastante claros los términos del debate entre, de un lado, los "pro-vida" o "antiabortistas" y, del otro, los "pro-elección" o "proabortistas"? ¿Por lo cómodo que le resulta, al ser él un hombre?Justificar a ambos ladosLógicamente, lanzo estas preguntas en soliloquio sin saber si al lector también le habrán venido a la mente... Pero no querría empezar por ahí. Puedo adelantar que no reconozco que al griterío en torno al aborto se le pueda llamar "debate", que no entiendo que no se profundice en un debate real y que no estoy de acuerdo en que este deba llevar necesariamente a una toma de posición. Por motivos que explicaré más abajo, mi posición es la de, activamente, no tomar una posición general sobre el tema del aborto.
Antes de entrar en detalles, me permito copiar un par de parrafos del ensayo La autoridad y el uso del inglés americano, de David Foster Wallace, porque estoy de acuerdo con lo que dice casi al 100% y viene de alguien, hasta donde yo sé, no casado con la derecha ni con la izquierda -aunque pareciera cojear algo más de esta última-, sino con la honestidad y es interesante ver cómo llegaba a mojarse en este espinoso asunto sólo para ilustrar un aspecto de su disertación sobre otro tema (el uso del inglés en EEUU y las implicaciones de escribir teorizaciones descriptivas o prescriptivas al respecto):
(...) dados nuestros mejores conocimientos médicos y filosóficos de qué es lo que hace que alguien sea no solamente un organismo vivo sino una persona, no hay forma de averiguar en qué punto exacto de la gestación un óvulo fertilizado se convierte en un ser humano. Este enigma, junto con la seguridad básicamente indiscutible del principio "Cuando haya una duda irresoluble acerca de si algo es humano o no, es mejor no matarlo", me hace pensar que cualquier americano razonable tendría que ser pro-vida. Al mismo tiempo, sin embargo, el principio "Cuando haya una duda irresoluble sobre algo, yo no tengo ni el derecho legal ni el moral a decirle a otra persona qué tiene que hacer al respecto, sobre todo si esa persona siente que él o ella no tiene dudas" es una parte irrefutable del pacto democrático que todos los americanos hacemos los unos con los otros, un pacto en el que cada ciudadano adulto tiene derecho a ser un agente moral autónomo; y este principio me hace pensar que cualquier americano razonable tendría que ser pro-aborto.
Este reseñista es, por tanto, como ciudadano privado y como agente autónomo, al mismo tiempo pro-vida y pro-aborto. No es una posición que resulte fácil ni cómoda de mantener. Cada vez que alguien que conozco decide abortar me veo obligado a creer simultáneamente que está cometiendo una equivocación y que tiene todo el derecho a hacerlo. Además, por supuesto, tengo al mismo tiempo que creer que una posición pro-vida + pro-aborto es la única que es verdaderamente coherente y contener mi impulso de intentar imponer esa posición a otra gente cuyas convicciones ideológicas o religiosas parezca (o me parezca a mí) que van en contra de la razón y muestren (en mi opinión) una posición dogmática chiflada. Esta contención tiene que mantenerse incluso cuando la posición dogmática chiflada de alguien parezca (o me lo parezca a mí) rechazar la misma tolerancia democrática que evita que yo intente imponer mi posición sobre él/ella; y que requiere que yo ni insista ni discuta ni me vengue aun cuando alguien me llame Esbirro de Satanás u Otro Típico Hombre Capullo , una paciencia que representa los verdaderos límites externos y crispantes de mi Espíritu Democrático personal.
Y entonces, ¿qué? ¿No hay que tomar posición sobre el tema? Pues no, no hay por qué. Eso no cuadra ni de lejos con el supuesto debate existente en países como España, pero este no es un verdadero debate. Me explico: de un lado, existe un sector antiabortista cuyo grueso consiste en posiciones religiosas, basadas en interpretaciones de supuestas revelaciones. Estas ni siquiera merecen ser tomadas en cuenta: ¿"Dios dice... "? Pues que lo diga él y escucharemos sus argumentos, porque la autoría en sí misma no es ningún argumento. Como no se le oye decir nada, tendremos que seguir con el tema sin él.
En cuanto a quienes se declaran mayormente contra el aborto desde posiciones laicas -o, directamente, desde el ateísmo militante, como el recientemente fallecido Christopher Hitchens-, este es un tema más complejo. El problema que plantean es que sabemos que una mórula de 2 o 3 días no es un ser humano, con sus correspondientes derechos, tanto como sabemos que un recién nacido sí lo es. El problema: que, entre medias, aquello (mórula, luego embrión y, más tarde, feto) va a pasar por todo un desarrollo que va a convertir algo que no es sujeto de derecho en algo que sí lo es y no sabemos delimitar en qué momento. Además, el recién nacido puede haber pasado por un desarrollo de 35 semaanas, o uno de 30 o, excepcionalmente, uno aún más breve... y ¿entonces?
Para colmo, están los supuestos que legislaciones como la española (que, históricamente, ha penalizado el aborto) consideran exculpativos: ¿y si el cigoto es fruto de una violación y la madre, por algún motivo, no ha ido a tomar la píldora "del día después"? ¿Y si el niño está enfermo antes de haber nacido? ¿Y si supone una amenaza para la salud de la madre?
Nada de esto ayuda a aclararnos...

Concluyamos, pues, jodiendo fastidiando aquello que creíamos saber sobre la paternidad o maternidad y la vida misma y preguntándonos: ¿cómo nos creemos con derecho a engendrar seres de nuestra categoría? En serio, ¿no es la vida de otro ser humano algo perfectamente equiparable a la vida propia? Y ¿no es esta un marco de posibilidades enorme, algo cuya desaparición implica el fin de todo para la persona afectada? ¿No es eso mismo, lo que de absoluto e irreversible que tiene para la persona afectada, lo que hace que consideremos ilegítimo el homicidio, salvo para casos de legítima defensa? Y ¿no es cierto que no se puede ser p/madre en legítima defensa, como tampoco se puede abortar en legítima defensa (aunque el supuesto de peligro para la madre pueda andar cerca de esto)? De hecho, ¿no es el problema del aborto el único en que estas dos dudas, la legitimidad de concebir una vida y la de (ante la hipótesis de que pueda haber otra vida implicada) poner fin a una vida, se condensan en un solo dilema?
Así las cosas, Mr. Brown, en tanto que ser humano y hombre, se puede plantear lo innecesario de seguir repitiendo como dogma de fe el derecho al aborto y preferir insistir en el acceso real (es decir, gratuito) a anticonceptivos, la educación sexual (que ha fracasado, a día de hoy, pero a la cual no hay alternativa) y la despenalización del aborto -y, en cierto sentido, también de todo lo demás-, así como señalar las palabras "vasectomía" y "ligadura" en el diccionario, pero lo que no va a hacer es tomar posición sólo porque lo hagan l@s religios@s o l@s humanistas impregnad@s hasta la ceguera pseudo-religiosa, en este caso, de inspiración feminista (pienso, incluso, en publicaciones por lo demás tan interesantes como Ruptura o Terra Cremada).
El compromiso, en todo caso, está en defender este tipo de cosas y en no provocar embarazos no deseados. Cuando se desee el embarazo, ya vendrá la incómoda pregunta: ¿con qué derecho, en nombre de qué o quién?

2 comentarios:

  1. valiente y sensato, lo firmaría sin cambiar una palabra

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  2. No tenía idea de la acogida que podía tener este texto y me alegra mucho que las dos únicas reacciones (la una, en persona y esta otra, por escrito)sean positivas, máxime veniendo del sr. Gris, que sabe más de estas cosas del periplo vital que yo.
    No por el placer vanidoso de que a uno le "den la razón", sino porque esta reflexión me ronda la cabeza desde hace mucho tiempo y, cuando lo he abordado con más torpeza, me he encontrado reacciones muy desagradables. Valiente y sensata es, precisamente, la actitud que quería tener al escribir sobre esto... así que, simplemente, gracias.

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