Aunque al día ya le queden pocas horas, aprovecho que hoy se cumplen 103 años del nacimiento del "Manco de La Pesquera" para hablar de él y, claro, de lo que representa su historia.
Basiliso Serrano Valero, alias "el Manco de La Pesquera", nació, pues, en ese pueblo conquense el 15 de abril de 1908 y murió ante un pelotón de fusilamiento formado por seis guardias civiles, en Paterna (Valencia) el 4 de noviembre de 1955. Esto último deja claro, desde luego, que no escribo esto porque le conociera personalmente. Y, entonces, ¿qué? ¿Fue un importante científico, un gran ingeniero o arquitecto, un memorable profesor... ? Nanay. ¿Un brillante escritor...? Tampoco, de hecho, en el principal sitio web de homenaje a Basiliso (del que Mr. Brown ha sacado y editado la foto que preside esta entrada, me he tomado esa libertad) aparecen varios poemas que el Manco escribió "en la sierra" y que el autor de estas líneas sólo puede encontrar mediocres. Pese a lo cual, le da igual si escribía poemas mediocres o cuartillas rellenas con la frase "Ahí se mueran todos los que se hacen llamar 'Brown' o cualquier cosa parecida", Basiliso seguiría siendo, con mucho, uno de esos personajes ante los que Mr. Brown se quita el sombrero.
Ya he hablado del pelotón del fusilamiento y he dejado caer lo de "la sierra", así que más vale entrar en detalles, porque lo importante no es cuándo, dónde o cómo muere un@, sino cómo vive. Y Basiliso, anarquista y militante de la CNT, participó en la revolución que se operó en muchos puntos de España a partir de julio de 1936, aprovechando el vacío de poder creado por el golpe franquista, la desidia republicana y la acción contraofensiva de much@s revolucionari@s. Por desgracia, para much@s, la renovación revolucionaria se mezclaba con las ganas de venganza y era un buen momento para matar a todo aquel al que se considerara contra-revolucionario (políticos de derechas, empresarios, encargados, terratenientes, miembros de la Iglesia Católica ... ). En el caso concreto de La Pesquera, donde fueron bien recibidos los milicianos anarcosindicalistas que venían de la ciudad con ganas de depurar ("¿Quién sobra aquí?"), se cuenta que el Manco soltó algo tan sencillo como sorprendente: "Aquí no sobra nadie, falta pan y faltan brazos, compañeros". El terrateniente, el cura, el cabo de la guardia civil, típicos granos en el culo de todo pueblo español que se preciara, carne de paredón o de exilio a "la otra España" en aquellos días, en aquellos pueblos, se salvaron (como mínimo, en parte) de acabar igual gracias a la intervención de Serrano. Trabajaron en el campo como los demás y vivieron como los demás.
Como una tercera parte de la España antifascista, la provincia de Cuenca cayó bajo el empuje de las tropas de Franco y la rendición de Madrid en los últimos cuatro días de marzo de 1939.
En aquel momento, Basiliso, que ha combatido contra la cruzada, debe de ser muy odiado más allá de La Pesquera, tanto por su papel destacado en la CNT local antes de la guerra, como por el que ha jugado durante esta, en el pueblo y en el frente, porque es acusado de pertenecer a la creciente guerrilla, pese a que en realidad está oculto en La Pesquera, cosa que, en un primer momento, fingen desconocer tod@s... incluido el cabo de la Guardia Civil (que acabará por ser enviado a otro destino por sus superiores), el párroco y el cacique local.
Cuando se le empieza a acusar de muertes, cuando se le avisa de que ya han detenido, como quien dice, a medio pueblo (incluidas las figuras "respetables" mencionadas) para intentar encontrarle y hacerle pagar por algo que probablemente no haya hecho; cuando la presión en torno a su pista es tan evidente y las palizas a sus familiares, habituales, Basiliso acaba por huir al monte como tantos otros y, al cabo de poco tiempo, un 15 de febrero de 1946, contacta con una partida de maquis. Aquel fue el año en que la guerrilla española toca techo, con las incorporaciones y reincorporaciones de veteranos de la Resistencia francesa y cierta ilusión respecto a una posible derrota militar del régimen franquista. En esta zona en que se unen Cuenca, Valencia y Teruel hay muchas y grandes partidas, que se coordinan en la Agrupación Guerrillera del Levante y Aragón o AGLA y que tiene la particularidad (dentro de que la formación política con más ascendencia sobre la mayoría de sus partidas sea el PCE) de ser bastante heterogénea en cuanto a las ideas de sus miembros y de estar lo bastante consolidada como para tener un periódico propio y una academia de guerrilla.
No obstante -y esto sólo lo sabemos desde el tiempo transcurrido- el maquis estaba en decadencia y, por más que aún hubiera incorporaciones, caín hombres y mujeres, caían partidas, redes y agrupaciones enteras. El 27 abril de 1952, Basiliso Serrano Valero es capturado cuando ya se disponía a marchar a Francia y tras ser juzgado y condenado a muerte por un tribunal militar, ya está dicho, más de tres años después, lo matan a sus 47 años. Muere con fama de bandolero (es uno de los casos en que más se ahondó en esa idea del partisano como delincuente común) y de haber matado a más de treinta personas, entre guardias civiles, chotas y demás.
Tengo que acabar con las palabras de algún indeterminado "recolector de historias" que recogía, a su vez, Pedro García Olivo en El husmo:
En La Pesquera, todo el mundo me habló bien del Manco. Y cuando les dije que se habían escrito libros en los que se le acusa de ser el responsable de treinta y tantas muertes, sus paisanos se alzaron de hombros. A un campesino con el que estuve paseando largo rato por las afueras del pueblo, se le escaparon estas palabras 'Si es verdad eso, aún mató a pocos. Ustedes, los de la ciudad, no saben la de perrerías que nos hicieron pasar algunos ricachos después de la guerra. Son los amos hasta del aire que respiramos. Y eso, no se le olvide, dura desde el año 1939'.
Ya he hablado del pelotón del fusilamiento y he dejado caer lo de "la sierra", así que más vale entrar en detalles, porque lo importante no es cuándo, dónde o cómo muere un@, sino cómo vive. Y Basiliso, anarquista y militante de la CNT, participó en la revolución que se operó en muchos puntos de España a partir de julio de 1936, aprovechando el vacío de poder creado por el golpe franquista, la desidia republicana y la acción contraofensiva de much@s revolucionari@s. Por desgracia, para much@s, la renovación revolucionaria se mezclaba con las ganas de venganza y era un buen momento para matar a todo aquel al que se considerara contra-revolucionario (políticos de derechas, empresarios, encargados, terratenientes, miembros de la Iglesia Católica ... ). En el caso concreto de La Pesquera, donde fueron bien recibidos los milicianos anarcosindicalistas que venían de la ciudad con ganas de depurar ("¿Quién sobra aquí?"), se cuenta que el Manco soltó algo tan sencillo como sorprendente: "Aquí no sobra nadie, falta pan y faltan brazos, compañeros". El terrateniente, el cura, el cabo de la guardia civil, típicos granos en el culo de todo pueblo español que se preciara, carne de paredón o de exilio a "la otra España" en aquellos días, en aquellos pueblos, se salvaron (como mínimo, en parte) de acabar igual gracias a la intervención de Serrano. Trabajaron en el campo como los demás y vivieron como los demás.
Como una tercera parte de la España antifascista, la provincia de Cuenca cayó bajo el empuje de las tropas de Franco y la rendición de Madrid en los últimos cuatro días de marzo de 1939.
En aquel momento, Basiliso, que ha combatido contra la cruzada, debe de ser muy odiado más allá de La Pesquera, tanto por su papel destacado en la CNT local antes de la guerra, como por el que ha jugado durante esta, en el pueblo y en el frente, porque es acusado de pertenecer a la creciente guerrilla, pese a que en realidad está oculto en La Pesquera, cosa que, en un primer momento, fingen desconocer tod@s... incluido el cabo de la Guardia Civil (que acabará por ser enviado a otro destino por sus superiores), el párroco y el cacique local.
Cuando se le empieza a acusar de muertes, cuando se le avisa de que ya han detenido, como quien dice, a medio pueblo (incluidas las figuras "respetables" mencionadas) para intentar encontrarle y hacerle pagar por algo que probablemente no haya hecho; cuando la presión en torno a su pista es tan evidente y las palizas a sus familiares, habituales, Basiliso acaba por huir al monte como tantos otros y, al cabo de poco tiempo, un 15 de febrero de 1946, contacta con una partida de maquis. Aquel fue el año en que la guerrilla española toca techo, con las incorporaciones y reincorporaciones de veteranos de la Resistencia francesa y cierta ilusión respecto a una posible derrota militar del régimen franquista. En esta zona en que se unen Cuenca, Valencia y Teruel hay muchas y grandes partidas, que se coordinan en la Agrupación Guerrillera del Levante y Aragón o AGLA y que tiene la particularidad (dentro de que la formación política con más ascendencia sobre la mayoría de sus partidas sea el PCE) de ser bastante heterogénea en cuanto a las ideas de sus miembros y de estar lo bastante consolidada como para tener un periódico propio y una academia de guerrilla.
No obstante -y esto sólo lo sabemos desde el tiempo transcurrido- el maquis estaba en decadencia y, por más que aún hubiera incorporaciones, caín hombres y mujeres, caían partidas, redes y agrupaciones enteras. El 27 abril de 1952, Basiliso Serrano Valero es capturado cuando ya se disponía a marchar a Francia y tras ser juzgado y condenado a muerte por un tribunal militar, ya está dicho, más de tres años después, lo matan a sus 47 años. Muere con fama de bandolero (es uno de los casos en que más se ahondó en esa idea del partisano como delincuente común) y de haber matado a más de treinta personas, entre guardias civiles, chotas y demás.
Tengo que acabar con las palabras de algún indeterminado "recolector de historias" que recogía, a su vez, Pedro García Olivo en El husmo:
En La Pesquera, todo el mundo me habló bien del Manco. Y cuando les dije que se habían escrito libros en los que se le acusa de ser el responsable de treinta y tantas muertes, sus paisanos se alzaron de hombros. A un campesino con el que estuve paseando largo rato por las afueras del pueblo, se le escaparon estas palabras 'Si es verdad eso, aún mató a pocos. Ustedes, los de la ciudad, no saben la de perrerías que nos hicieron pasar algunos ricachos después de la guerra. Son los amos hasta del aire que respiramos. Y eso, no se le olvide, dura desde el año 1939'.
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