jueves, 26 de enero de 2012

Y ¿entonces... ? (Una autoaclaración)

Al autor de este cuaderno virtual se le nota que oscila entre varios extremos, que intenta ser dos o tres tipos de persona a la vez y sólo el tiempo dirá si ello es posible al 100% o, al menos, si es posible grosso modo.
Por un lado, está el conocimiento, el análisis, la razón. La tendencia a -y el deseo de- seguir acumulando conocimientos, relacionándolos, entender cada vez mejor este mundo (tanto como se puede entender algo tan vasto y azaroso) y desarrollar un análisis cada vez más agudo y fructífero.
Por el otro, el de actuar y disfrutar haciéndolo, tocar el mundo y moverse por él sin bloqueos, sobre todo, sin bloqueos internos. La espontaneidad parece ayudar a hacerlo, mientras que la razón parece invocar a menudo una jauría de datos que ladran la importancia de tenerles en cuenta antes de hacer eso, lo que quiera que sea, creando una cacofonía que a veces paraliza tanto como ayuda a tomar una decisión fundada, otras lo hace incluso más.
Last but not least, está el otro conocimiento, el que no es inocuo, como decía en la última entrada. La memoria, que no sólo recuerda hechos menos elaborados, sino vivencias cuya fuerza está en lo emocional. Vivencias que, en tanto que hechos, piden ser gestionadas y tomadas en cuenta como datos a la hora de tomar decisiones, pero que no siempre ayudan a tomar la mejor decisión, dado que también piden saltar de entusiasmo, prender fuego a las cuatro esquinas del mundo, lamentarse sin llegar a ninguna parte o lanzarse a imprudencias estériles. A cierto nivel, "el corazón" no tiene ni recuerdos, puede pretender lanzarnos lo mismo a la esperanza que a la desesperación, esas dos odiosas caras de aquella moneda que es el pretender vivir en futuro y no en presente y puede pretenderlo una, dos o quince veces, obviando las consecuencias de intentos anteriores.

El tipo de persona que intenta ser el autor de estas líneas, el que de alguna manera se dibuja detrás de todos estos textos y algún que otro vídeo, es uno que mal que bien -o, mejor aún, bien a secas- habrá encontrado un equilibrio en medio de todo esto. Alguien que pensará, recordará y analizará sin caer en la neurosis paralizante; alguien que será cada vez un poco más capaz (en sus conocimientos, en sus destrezas físicas, en los idiomas que habla, en... ) sin convertir la autoexigencia necesaria en otra neurosis; alguien que hará lo que quiera tanto como le sea materialmente posible sin apresurarse a ello si esto último implica cerrarse demasiadas alternativas, que improvisará cayendo en el chapucismo lo mínimo posible.
En eso andamos. Andar ese sendero sin pisar a los demás es el programa de mi revolución personal, es el sendero de mi viaje interior.

3 comentarios:

  1. y te animo a revisar estas premisas de vez en cuando, que me parecen muy razonables

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  2. Sí, todo es revisable, esto totalmente de acuerdo.
    En todo caso, si tienes algo que criticar a esas premisas, también me interesa; la crítica ajena siempre enriquece la autocrítica.

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  3. Revisar en el sentido de volver a leértelas por si se te olvidan xD

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