A efectos literarios, la máquina literaria de Céline funcionaba bien... y lo mismo pasa hoy día con Joseba Sarrionaindia. Hace unos meses tuvimos la enésima polémica sobre premiar a un escritor que es tan conocido por su obra como por haber sido integrante de un comando de ETA-(m) hace ya 31 años y por haberse fugado de la cárcel donde cumplía su condena hace ya 26.
La figura de Sarri incomoda de una manera distinta a la de Céline. El vizcaíno no participó ideológicamente de ninguna empresa criminal, lo hizo a todos los efectos: investigó a un empresario al que su organización acusaba de no pagar el "impuesto revolucionario", de modo que otros pudieran secuestrarlo para conseguir el dinero reclamado. Después, ha seguido poniendo su pluma y su voz al servicio del conjunto de exiliados y deportados del MLNV. Entre medias, además de todo ello, ha desarrollado una carrera de escritor y traductor literario que ha hecho de la suya una de las plumas más reconocidas en lengua vasca.
Lo peor no es eso. Ni siquiera el barniz romántico que le da a sus textos su historia (un fugitivo que publica durante décadas desde una ignota clandestinidad, después de haberlo hecho desde la cárcel durante cuatro años) es lo peor, aunque escueza mucho esa burla sostenida. Lo peor es el ojo poético con que mira este mundo nuestro y el talento con que cuenta lo que ve, imagina, sueña... Si el mundo real se está yendo a la mierda, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis es la mediocridad, la misma que no ve soluciones allá donde los problemas cavan sepulturas, la misma que dice que nada es malo porque podría ser aún peor, la que dice que siempre hay que tener miedo, que la imaginación es cosa de ingeniería y regalos de "amigos invisibles" y que dice que "poesía" es rimar y que la lucha contra el aburrimiento es una lucha menor.
En medio de este campo de batalla, claro, resulta muy irritante el autor de poemas como Aspaldian utzitako zelda (La celda que dejé hace tiempo), Esklabu erremintaria (El esclavo herrero) o Sagarroiak (Los erizos), que pasea su pluma evitando la mies ya trillada. Ni se digna a publicar escritos pensados para venderse como churros, ni a encaramarse a una torre de marfil de intelectualidad no-apta-para-la-plebe, ni siquiera se presenta a entrevistas (la del libro Cinco escritores vascos, cuya fotografía ilustra esta entrada, la hizo respondiendo por escrito a un cuestionario de Hasier Etxeberria), firmas masivas de ejemplares, entrevistas cara a cara o ruedas de prensa...
Joseba Sarrionaindia es un grano en el culo de muchos intelectuales de chichinabo que no consiguen tanto y menos aún con tan poco. Con una trayectoria de etarra nada excepcional, sí ha resultado ser excepcional como escritor y serlo, además, utilizando una lengua maltratada.
Pica, ¿verdad?