martes, 17 de diciembre de 2013

Informe de la guerra de clases en el estado español (17-XII-13)

1) El régimen está actualizando su arsenal represivo. Salvo l@s muy jóvenes, tod@s recordamos la «democracia sin complejos» de que hablaba el PPSOE en 2002 y 2003, cuando Aznar, Garzón, Rodríguez Zapatero y cía. suspendieron la actividad de y luego ilegalizaron a Batasuna, en un contexto de sumarios judiciales contra las organizaciones y medios del MLNV. Ahora el PP da un paso más –sólo con el apoyo de CiU y PNV, de momento–: una ley de seguridad privada que dará una serie de competencias policiales a los guardias de seguridad privada y una ley de seguridad ciudadana que amenaza con convertir las movilizaciones en una garantía de ser carne de derecho penal (de ser fuertemente multad@s y/o acusad@s por un tribunal, vaya).

2) Este rearme viene acompañado de golpes represivos: redada-montaje contra casi una veintena de sospechos@s del asalto a una asociación franquista de estudiantes y algun@ de la llamada «guerrilla abortista» (redada, por cierto, anunciada vía Twitter por Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid de baja y que, por tanto, no ejerce, en teoría), múltiples detenciones en las concentraciones solidarias, en los astilleros de Cádiz, en el  «RodeaelCongreso» contra la propia LSC, ... Mientras el MLNV, que espera juicios contra unos doscientos de sus militantes más activ@s, demostraba el pasado octubre su solera antirrepresiva con otro muro humano, nuestra respuesta en Madrid, como viene siendo la pauta, es torpe y tibia, aunque todavía hay respuesta y se la abraza desde Catalunya, Aragón, etc.

3) El soberanismo catalán sigue adelante con su proyecto de consulta, poniéndole incluso fecha: 9-XI-14. Lleve donde lleve este proceso –independientemente de si lleva a alguna parte, de si habrá algo que decir cuando llegue ese día o la moda esté tan pasada como el «plan Ibarretxe»–, el sector soberanista catalán del Poder está demostrando una saludable capacidad de poner en ridículo al resto del Poder que trata como innegociable y ridícula cualquier reforma de la Constitución de 1978, por superficial que sea.

martes, 26 de noviembre de 2013

Absolutamente nada

A nadie que haya leído un poco en este cuaderno se le pasará por alto que nos gusta el humor y nos gustan las cosas serias, «serias» en el sentido de «importantes», no es que haya que hablar de ellas solemnemente, frunciendo el ceño y con la boca muy apretada.
Hace poco hemos tenido la suerte de redescubrir un tema como Absolutamente nada, de los siempre grandes Mamá Ladilla, que trata de la manera más enérgica y energética un tema tan seriote como la muerte y la caducidad de la vida... lo compartimos en el clásico enlace a Youtube (que trae su letra, y todo) y huelga decir que se está convirtiendo en una de nuestras canciones favoritas: ¡pinchad aquí!

lunes, 11 de noviembre de 2013

Algunas de las cosas que Jesús de Nazaret podría hacer, sólo para chulearse, en su segunda venida

Conducir, no uno, sino diez coches-deportivos-que-te-cagas. A la vez.

Hacerlo con gafas de sol muy caras y sandalias de Galilea de hace veinte siglos. Y con una armadura en plan Robocop, pero sin pasar calor.

Jugar un partido de pelota vasca en plena Meseta Ibérica, en agosto, a mediodía, sin sudar una gota; muy fresco, él.

Quemar todas las iglesias del mundo sin que nadie le chiste. Es Jesucristo, joder diantre. (Recordad, es todopoderoso: nadie pensaría que es el Anticristo fingiendo porque Él siempre puede sacarte de tu error. Es el Procristo y punto.)

Resucitar a Gengis Kan, Atila y Alejandro Magno y sostener un combate a muerte, contra los tres, con espadas en una oscilante pasarela tendida sobre el cráter de un volcán a punto de entrar en erupción... ¡chúpate esa, James Cameron!

Esterilizar a la familia Fabra. Claro que eso lo haría cualquiera que tuviera la ocasión.

domingo, 27 de octubre de 2013

Informe de la guerra de clases en el estado español (27-X-13)

1. La clase dirigente no tiene una estrategia unánime para gestionar sus progresos. El gobierno y sus sectores más afines quieren empezar a gritar que la recuperación ha empezado para apuntarse el tanto, pero saben que el catastrofismo es más eficaz a la hora de intentar aglutinar la mayor masa posible a su alrededor, tal es la tendencia desde hace tiempo. El triunfalismo no sólo debe ser moderado para no perder la rentabilidad catastrófica: el libre mercado, como tantas veces ha demostrado, no es digno de ninguna confianza y hasta sus fanátic@s lo saben.

2. Van apareciendo datos que permiten hablar de fin de la recesión (no de fin de la crisis): el PIB ha subido un 0,1%, la Bolsa española está fuerte y la famosa prima de riesgo, bajando a buen ritmo. Esto, en castellano paladino y más detallado, significa que la maquinaria macroeconómica funciona mejor porque vienen incluso más turistas que antes y se exporta mucho más (el aumento de las exportaciones es especialmente notable entre socios tan recomendables como Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Argelia o Marruecos). O sea, que España es un país tan barato que mucha más gente quiere comprar lo que aquí se produce y aún más gente quiere venir a gastar a este estado, que les da menos miedo que Tunicia o Egipto, puest@s a buscar sol y playa.
Concretando aún más, significa que este principio de recuperación -que no «recuperación»- depende tanto de las inversiones de regímenes cuyo carácter dictatorial, torturador y asesino está constatado, como de la inseguridad en otros países, de nuestra capacidad de autoexplotarnos (de una manera que ni siquiera es especialmente productiva, para colmo) y de la capacidad de endeudarse que tienen estados como Brasil, donde la burbuja del crédito aún no ha estallado. Aún.

3. En este estado, el encaje nacional-identitario tiene una curiosa relación con la crisis: la sensación de crisis política, ética y cultural se ve agravada por el aumento del soberanismo e independentismo en Catalunya, donde la idea de la pertenencia al Estado español como un lastre (macro)económico, como en Flandes con el resto de Bélgica, ha hecho de levadura soberanista. Paradójicamente, la dinámica política en el sur de Euskal Herriak es de silencio armado, de normalización de la convivencia política, de modo que, por primera vez en más de treinta años, son las provincias vascas las que ayudan -en comparación con Catalunya- a evitar esa sensación de crisis del régimen y a la estabilización de la España postfranquista.
Todo ello, curiosamente, mientras el gobierno del PP da a entender que espera que ETA-(m) siga con este proceso de paz unilateral e incluso deja a la AVT y a los media afines a ambos (Intereconomía, Libertad Digital,etc.) hacer el papel de sector ultra para el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y cualquier otra instancia que no defienda sus posiciones se equivoca por insensibilidad o mala fe.

jueves, 17 de octubre de 2013

Más cambios

Este blog, como ya se ha dicho alguna vez, se considera más como un archivo que como otra cosa, de un tiempo a esta parte. Casi nadie lo lee, aparentemente, pero cualquiera lo puede consultar, sea por conocerlo o porque los caminos de Google son inescrutables.
En todo caso, igual que aquellas entradas pensadas para él siguen en su sitio, los relatos han desaparecido. Nos han dicho que se iban a latitudes más cálidas, que tenían frío, pero sabemos que se posarán en alguna otra parte de aquí a poco tiempo y empezarán una nueva vida.
El resto de entradas, ya se ha dicho, seguirán en su sitio para la posteridad –si tal cosa existe y seguirá apareciendo alguna nueva de vez en cuando, en la impredecible irregularidad que nos caracteriza.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Gracias por esta herencia

Aún no se nos ha echado encima el 35º aniversario de la última constitución española, así que hay que aprovechar para hacer cualquier balance antes de que, por enésima vez, nos embuchen con el balance oficial como a ocas. Como «de bien nacido es ser agradecido», hemos decidido hacerlo en forma de agradecimientos.

Gracias a la clase dirigente por la torpeza con que han gestionado su bajeza: su avaricia, su cobardía ante el poderoso (sean los EEUU en el exterior o la banca en el interior y exterior), ... Su carácter de casta no ha sido menos importante: la tradición dinástica de los Borbón no ha sido desmerecida por los Aznar, Oreja, García Valdecasas, Pujol o Maragall.
Un agradecimiento especial a la dirigencia del PSOE que, en su búsqueda de un cómodo asiento en el Sistema pasó, primero, de predicar la ruptura con el franquismo al pacto, después, a renegar del marxismo y, en última instancia, a ser consecuentes con esa estrategia: aceptación de franquistas en sus filas (Barrionuevo o F. Fernández Ordóñez, pero quizá también J. A. Griñán o el mismísimo F. González), terrorismo parapolicial, entrada en la OTAN, UE y relaciones diplomáticas plenas con Israel, implantación del IVA, reconversión industrial, creación de las ETTs, reformaza constitucional de 2011...
Otro, también especial, para los dirigentes del PCE-IU que, por los mismos motivos aunque con un poder progresivamente menor, hicieron lo que pudieron por conducir a los habitantes de este estado hacia esa misma transición, hacia ese pacto nacional en el que aún chapoteamos y a una concepción sobre todo institucional –y, por tanto, electoral– de la política.
Aún otro agradecimiento especial al gran empresariado que, aun rebajando su perfil político respecto de épocas prefranquistas, ha exhibido su codicia como lobby neoliberal en estas tierras y aún más en las que querían recolonizar (Hispanoamérica, Marruecos, Guinea Ecuatorial).

Gracias a la dirigencia de los «grandes sindicatos» (CCOO, UGT, USO, ELA, ...), cuyas posaderas han demostrado ser igual de adaptables a todo asiento y que, sin rubor, se ha mullido un buen cojín a base de predicar «diálogo social» y aceptación del poder patronal y de la supuesta legitimidad capitalista.

Gracias a la farándula hiprógrita por decirnos que votáramos a «la izquierda», que ya estaba todo ganado, que podíamos seguir la fiesta en casa, que todo era cuestión de darse a las metas y placeres individuales y que la libertad y el poder eran para quienes los consiguieran y que la responsabilidad era para l@s carcas y palet@s (a l@s que no se han sumado l@s canis y ninis, aunque est@s últim@s ni siquiera está muy claro quiénes son, pero sí que también debemos mirarles desde bien arriba de nuestra torre de marfil snobista).

Gracias a los mass media por enseñarnos a pensar poco y profundizar menos, por explicarnos que las cosas son como son, y son tan complicadas y raras que más vale sonreír y salir a comprar cosas.

Gracias a los policías de todos los cuerpos por enseñarnos que la ley es más importante que la justicia, el sueldo más que la ética y que lo de las garantías legales y los derechos humanos depende de quién le echa «más cojones» y quién tiene más miedo. También a sus sindicatos y asociaciones, sean peperas (CEP) o no (SUP, AUGC) por intentar darle carácter orgánico a todo esto, que es como decir a la cuadratura del círculo.

Gracias a l@s dirigentes nacionalistas catalanes y vasc@s por enseñarnos a distinguirles de quienes les padecen: est@s últim@s no llevan necesariamente el victimismo y el golpe de pecho identitario por banderas y mucho menos lo hacen mientras llaman a las escuadras de la Ertzaintza o los Mossos d'Esquadra (quizá más adelante tengamos que decir lo mismo de la BESCAM, permanezcan atent@s a sus pantallas).

Gracias a ETA y los GRAPO por enseñarnos, como l@s antes citad@s, pero supuestamente desde la izquierda, que la vida no vale nada, que las personas son piezas que se mueven en un tablero político (con destreza o torpeza, tanto da, pues sólo cuenta el resultado a largo plazo), sobre todo si son l@s demás, y que, si la realidad dice una cosa y la teoría otra, está claro que la realidad se equivoca.

Gracias a tod@s aquell@s españoles –por lo general, de 56 años para arriba– que convierten esto en una cuestión generacional diciendo o insinuando que ellos ya hicieron la Transición (¿?) o ya lucharon por la libertad y ahora «nos toca» a l@s jóvenes, como si hasta en lo referente a luchar hubiera una jubilación y ell@s se la hubieran ganado, independientemente de lo que le quede al derecho real a la jubilación.

Os damos las gracias a tod@s, pues, por vuestro afán de poder y falta de autocrítica, gracias por practicar el «sálvese quien pueda» mientras predicabais grandes valores y por ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes.
Gracias a vosotr@s, a este muestrario vuestro de la deshonra, no hemos tenido la oportunidad de hacernos ilusiones con este sistema y pensar que pudiéramos reformarlo: acabaremos con él o él acabará con nosotr@s.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Informe de la guerra de clases en el estado español (20-IX-13)

1) Después de cinco años de crisis macroeconómica, el paro y la pobreza continúan avanzando por los países que se creían más ricos en el mundo. En el caso de España, Intermón Oxfam cuenta que la pobreza ha aumentado del 23 al 27% y que podría llegar al 42% en 2025 si nadie lo impide.

2) Hace cuatro días, otra persona se suicidó tras notificársele que iba a ser desahuciada sin derecho a rembolsar su deuda; en este caso, en Carabanchel. Ella se llamaba Amparo, su deuda era con la Empresa Municipal de Vivienda, del Ayuntamiento de Madrid, y ascendía a 900€. Me cuentan que no es sólo una cuestión de dinero: Amparo era gitana, madre y abuela de una abundante prole, y lo que quieren las empresas públicas o privadas es vender «pisos bien» a «gente de bien». Tod@s l@s gitan@s son colectivamente sospechos@s de hacer ruido, robar cobre y abusar de l@s demás y este estigma (cierto o no, poco importa) invalida el famoso artículo 47 de la Constitución que nos prometió el «derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».

3) El zombi de Garrigues Walker ha salido de su tumba y se está manifestando con un libro bajo el brazo, que acaba de publicar. Ya no basta con que l@s polític@s en ejercicio reivindiquen el «espíritu de la Transición», tampoco con que lo hagan l@s retirad@s (Felipe González o el difunto Santiago Carrillo) o cierto jefe de estado al que sólo votó Franco por unanimidad absoluta y por su «gracia de Dios».
Reaparece, pues, Antonio G. W., al que mi generación no ha conocido más que en las enciclopedias, para reivindicar el modélico comportamiento de sindicatos, empresari@s y particulares en general, lo que él llama las transiciones. El grupo PRISA, tan desesperado por rescatar el apego popular a la Transición como lo está el resto de la socialdemocracia y como los cristianodemócratas del resto del sistema, pasea a Garrigues Walker para convencer a l@s convers@s y a l@s que dudan. Buen intento: Antonio G. W. es una cara bastante amable, pero viene a proponernos lo de siempre: paz social, sumisión, confianza en lo que ya ha fracasado, ...

4) Se confirma por dónde va la recuperación de la economía española: asentarnos como la periferia del Primer Mundo. Las centrales de teleoperadores, los llamados «call centers», vuelven de Hispanoamérica por los problemas de comunicación entre clientes de acá y operadores de allá, pero, sobre todo, porque España ya se está convirtiendo en su propia Hispanoamérica, en su propia neocolonia de trabajadores sin apenas protección y con más miedo que resistencia. Ahora, la prensa macroeconomista nos cuenta que el sector automovilístico destruye empleos en Francia y Alemania para conservar otros o incluso crearlos en España.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Embarazosa e impúdica declaración de amor

Hace tiempo que no te digo nada, a pesar de que sigo dando vueltas a tu alrededor, como tú las das en torno a mí (y sé bien que no sólo en torno a mí, no sé dónde sacas tiempo para tod@s, pero lo importante es que lo haces). Es extraño porque, para mí, siempre has estado ahí y, sin embargo, hace cosa de un año tuve cierta sensación de crisis en cuanto a todo el tiempo que pasamos juntos; como recordarás, decía yo que me gustabas, que eras lo más parecido a una patria que tengo, pero que no sabía para qué (me) servías, en un sentido práctico... tú no respondiste, porque tú ni respondes ni te haces la tonta, nunca; tú hablas, cantas, susurras, tarareas y silbas y es en medio de todo eso donde hay que buscar. No es que no te importe, es que hay que hacer bien las preguntas y yo no te estaba preguntando sólo sobre ti, te preguntaba sobre la vida misma, sin darme cuenta, y eso era demasiado preguntar para encontrar la respuesta en ti.

Probablemente era necesario que viviera al menos cuatro estaciones más, que leyera al menos una vez La broma infinita de cabo a rabo y que sostuviera un buen puñado de conversaciones con Lionel para que me diera cuenta de mi error. Como siempre estás ahí para quien te busca, te gustará, espero, que las primeras noticias que te doy sean para contarte este descubrimiento.

El descubrimiento es, simplemente, el de lo limitado de mi (nuestra, la) capacidad de abordar cualquier cosa, incluidas las cosas ilimitadas. Me he dado cuenta de que la libertad es necesaria, pero no basta; de que desear es natural, pero hay que acompasarse con el deseo, no basta subirse a su lomo y esperar que él me lleve a todas partes a la vez. You can do anything but you cannot do everything, que dicen por ahí. He asumido que todo lo que hago es la negación de todas las demás cosas que podría hacer y no hago y que eso tampoco es ningún drama. Con o sin pragmatismo, hace tiempo que elegí pasar tiempo con las personas que me importan, que elegí luchar -en la medida de mis limitadas y desastrosas fuerzas- contra aquello que es indefendible y que elegí abrazar cuanto me gusta y procurar dejar algo de espacio en mi vida para que puedan entrar cosas y personas nuevas.

La libertad pura y abstracta no existe, la libertad en soledad es la libertad de dejarse matar por el tiempo; para quien nunca elige, la libertad es un inabarcable desierto, una gran tumba a cielo abierto entre cuyos hermosos colores esperar la muerte. Creo que ya he aceptado la libertad de elegir e, igual que ya había aceptado (como decía en el párrafo anterior), en muchos otros casos, quién y qué me importaba, por fin lo he aceptado en el tuyo. Era así de sencillo...
Literatura, te quiero.

sábado, 3 de agosto de 2013

Una de las muchas maneras desagradables de morirse que hay en Madrid

Para mí, el Azul fue uno de los cines de la Gran Vía, aquel en el que vi Cristal oscuro poco antes de cumplir los 13, según me recuerda mi colección de entradas, que recopila diez años.
Hoy día, el local, el 76 de Gran Vía, es un restaurante más de la cadena TGI Friday's, pero hace unos meses supe que también fue escenario de uno de tantos episodios de una Transición que, nos dicen, fue modélica y que, lo sabemos, lo vivimos, ha sido la triste reconciliación entre «los que quisieron ganar y los que quisieron perder, los que mataron a Lorca y los que mataron a Nin» para evitar a cualquier precio salir de la triste normalidad.

Dicho apaño fue bruñido con la sangre de mucha gente y, entre ell@s se contó Jorge Caballero. Jorge tenía 21 años el 28 de marzo de 1980, era anarquista y militante de la CNT y, no contento con serlo, llevaba una insignia que le delataba, no sé si un pin o una chapa, con la A circulada o tal vez el símbolo del anarcosindicato (también depende de la versión). Cuando una banda de una decena de matones de la ultraderecha vio esa insignia, saliendo Jorge y su compañera del cine Azul, se ganó una paliza con puñetazos, patadas, estacazos, porrazos y, en fin, un cuchillo de monte que le atravesó un pulmón y el hígado. Como en otros ataques fascistas de la época, de poco sirvió la ayuda que la chica consiguió, pues Jorge murió en el hospital diecisiete días después, pero a los asesinos les vino muy bien la ayuda de las instituciones.
Tras ser detenidos, la mitad fueron liberados sin cargos y, del resto, a los dos que eran hijos de militares les fue también levantado el procesamiento, de modo que quedaron sólo dos pobres diablos para cargar de facto con el muerto, porque el autor de la puñalada, José Juan o José Antonio (también en esto varían las versiones) Llobregat Ferré, Pepe el Loco, desapareció entretanto de España dicen que con ayuda‒ por muy imputado que estuviera y no se le ha vuelto a ver por la «piel de toro».
Los magistrados de la Audiencia Provincial de Madrid, no contentos con evitar responsabilidades a según quién, dilataron el proceso cuanto pudieron y pidieron una gran suma de dinero como fianza para la acusación. A los dos cómplices, en cambio, se les condenaría en 1987 y a sendas multas de 50.000 ptas por «desórdenes públicos». La policía, por su parte, trataría a los ultras detenidos con comprensión y hasta les invitaría a beber un poco de vino (¿¡!?) y, en las dos ocasiones en que enlaces austríacos de Interpol les informaron de haber localizado a Pepe el Loco en Viena, sus homólogos españoles decidieron... nada. Ni comunicaron lo sabido a la acusación o a nadie ni respondieron hasta un mes más tarde.
No hemos encontrado ninguna confirmación sobre el paradero posterior de Llobregat Ferré, que, según un comentario anónimo en Internet, habría reaparecerido sucesivamente en Venezuela (donde habría intentado matar a otra persona, también de una puñalada), República Dominicana y México, donde dice el anónimo comentador que seguía viviendo hace unos años, con mujer, dos hij@s y una empresa financiada por sus padres.

Así pues, en estos tiempos en que se supone que los malos malísimos a quienes no hay que dar asilo son los Cesare Battisti y Julian Assange, los Joxean Zurutuza y Edward Snowden, se entera uno de esto. Uno, eternamente frustrado por no poder oler la sangre del pasado, por rastrear ¿demasiado o demasiado poco? las pisadas de hollín, grasa y dolor de la historia chica, descubre que la sangre derramada ante el Azul, como en Aluche y en Vallecas, en Santa María de la Cabeza y el bar San Bao como en Malasaña, deja una pista que lleva al exilio tranquilo que los más fieros franquistas de segunda generación se montaron en Latinoamérica con la complicidad de funcionarios españoles y latinoamericanos (especialmente, paraguayos) y ultras italianos.

domingo, 7 de julio de 2013

Propaganda (II). La opinión pública

Hay algunas cosas que conviene saber de Edward Bernays y del propio libro Propaganda para hablar sobre ambos en condiciones.
Sobre el libro, hay que decir se trata de una obra más bien breve y que habríamos preferido que lo fuera aún más, ya que, salvo por su argumentación inicial («organizar el caos») en favor de la propaganda, el resto es una exposición insistente de la eficacia de las campañas publicitarias, con la ayuda de numerosos ejemplos y organizada por campos: los diferentes capítulos explican qué puede hacer la propaganda por las mujeres, por las artes, por las ciencias, etc. Tampoco está de más decir que fue publicado en 1928, cuando el capitalismo aún no había vivido ninguna de sus dos mayores de momentocrisis y, sobre todo, cuando la carrera de su autor, que cumplía ese año los 37, ya estaba lanzada, pero aún había de llegar a su auge, cosa que haría inmediatamente después. En ese sentido, Propaganda es en sí mismo un acto de propaganda: como un curriculum machacón que esparciera al viento el buen hacer de Bernays y, más aún, de la nueva industria que representa (la de las relaciones públicas), esta obra no sólo sirve para darla a conocer a quien pueda sentirse interesado de manera desapasionada, sino también para apoyar la buena reputación que Bernays se estaba haciendo de boca en boca entre los directivos de empresa estadounidenses.
Pero ¿quién era Edward Bernays? Sobrino de Sigmund Freud, este austríaco sólo de nacimiento pasó por encima de sus estudios de agrónomo y empezó a trabajar en la prensa, experiencia que le marcaría de verdad y le convertiría, durante la Primera Guerra Mundial y la la década de 1920, en uno de los pioneros de las llamadas, en el mundo de los negocios, «relaciones públicas». Su paso por el periodismo no fue banal en su interés por este nuevo sector de la propaganda (término que, como puede imaginarse por el título del libro, él reivindicaba) al servicio del mercado y el rol de dicha guerra tampoco fue baladí: el presidente Wilson quería convencer a su pueblo de que la entrada en la Gran Guerra había sido la decisión correcta y movilizó un increíble aparato de persuasión que resultaba demasiado jugoso para no retomarlo después.

Varias exitosas campañas más tarde, Bernays publica este libro y su estrella sigue ascendiendo... pero, antes de cantar más la gloria profesional de Edward, nos parece importante explicar su marco ideológico y algunas cosas que no están en el texto de Propaganda, pero que el quebequés Normand Baillargeon, editor de la versión en francés publicada en 2007, sí tuvo a bien mencionar en el prólogo. Este sobrino de Freud afirma y subraya que el papel del propagandista, del consejero de relaciones públicas, tiene su marco ético y que no todo es vendible, no si se trata de intentar que el consumidor vaya contra su salud o sus intereses, que el objetivo no puede ser mentirle ni abusar de su inocencia.
Sin embargo, fue Bernays quien organizó la campaña encomendada por la United Fruit en la década de 1950 para manchar la imagen del gobierno guatemalteco de Jacobo Arbenz, de modo que la población estadounidense temiera a este reformista como a una especie de aspirante a ser el Lenin centroamericano y que tomaran con placidez o incluso con alivio el golpe de estado militar que, con el apoyo de EEUU, le derrocó e inauguró un ciclo de más de treinta años de dictaduras militares cada vez más sangrientas. Fue Bernays quien, en 1929 y a la mayor gloria de la American Tobacco Company, organizó un golpe de efecto (fragmento 12'00 - 13'44" del vídeo) a favor del tabaquismo femenino: un cortejo de supuestas sufragistas, mezcla en realidad de voluntarias captadas para la causa y modelos profesionales, que, en el momento convenido, sacarían «antorchas de la libertad» (cigarrillos) y los encenderían delante de los periodistas, avisados de antemano por Bernays, mientras reivindicaban el derecho de la mujer a fumar en público sin ser mal consideradas. Fue Bernays quien empezó con la táctica de alimentar los debates que sus campañas creaban montando de la nada organizaciones supuestamente imparciales y con nombres basados en lo consensualmente agradable que luego, como por casualidad, apoyaban a quien había contratado al bueno de Edward. Esta manipulación del debate en sí, esta demagogia al servicio del consumo, esta mezcla amoral de lo racional y lo pulsional ‒Abraham Brill, pionero del psicoanálisis en EEUU que aconsejó a Bernays en el tema de las «antorchas de la libertad», le aseguró que lo que hacía que a los hombres les costara aceptar que las mujeres fumaran era el simbólico poder fálico del cigarrillo‒ vienen de la misma persona que se escandalizaba de que Goebbels leyera su obra con entusiasmo y se apoyara en sus métodos, especialmente para la Kristallnacht, por aquí llamada «noche de los cristales rotos».

Así pues, ¿en qué consiste el fondo ideológico de este propagandista? Básicamente, Bernays sigue el liberalismo de Adam Smith y demás encantadores de serpientes y pretende que la competencia, en el mercado como en la arena política, permitirá al consumidor-contribuyente elegir la mejor opción en un círculo virtuoso de (auto)exigencia y satisfacción con el trabajo bien hecho, lo que quiera que sea que esto último signifique en cuestiones políticas. Pero ¿por qué aceptar una clase dirigente si un@ quiere ser un/a ciudadan@ soberan@? Según el Propagandista

Teóricamente, cada uno se forma su opinión sobre las cuestiones públicas y sobre las relativas a la vida privada. En la práctica, si todos los ciudadanos debieran estudiar por sí mismos el conjunto de informaciones abstractas de orden económico, político y moral en juego en el más pequeño tema, se darían cuenta rápidamente de que les es imposible llegar a la mínima conclusión. Hemos dejado voluntariamente, pues, a un gobierno invisible la tarea de discriminar la información para determinar el problema principal a fin de volver a dar proporciones realistas a la elección. Aceptamos que nuestros dirigentes y los órganos de prensa de los que se sirven para llegar al gran público nos designen las llamadas «cuestiones de interés general».
El caballero, pues, ha decidido que los hechos consumados son estupendos o incuestionables y que hemos sido «nosotr@s» quienes hemos querido la socidad de clases y que por qué no seguir así (y por qué sí, cabe preguntarse). La propaganda es el método por el que la clase dirigente ‒hasta el propio Bernays acepta este término«organiza la competencia», lo que viene a ser como la cuadratura del círculo, una contradicción que no molesta al amigo Edward, puesto que vivió de ello durante casi toda su larga vida. Pero ¿cómo hacer tragar todo eso? Si el debate está abierto y es libre, si cualquiera puede proponer una nueva opción política, un nuevo producto, un nuevo servicio, una nueva campaña de concienciación respecto de algo, ¿cómo organizar tal caos sin recurrir al totalitarismo?
La respuesta está en la opinión pública. Convencer a una persona de aceptar un punto de vista detallado es eficaz, pero difícil; convencerla de que algo «es así, como todo el mundo sabe» es más fácil y casi igual de eficaz en una sociedad-masa, un gran aglomerado humano desparramado por la aldea global y cuyos miembros no tienen en común otra cosa que el estar en el mismo lugar en el mismo momento. La opinión pública es ese estado de opinión que se caracteriza no por ser socialmente unánime, ni siquiera mayoritario, sino por ser percibido como mayoritario y, a menudo, casi unánime. La opinión pública se forja en la arena pública, es decir, en los medios de comunicación en que trabaja la minoría social de los periodistas, dirigidos por los aún más minoritarios redactores, miopizados por las costumbres del oficio (incluida la ignorancia del destinatario), condicionados por sus recursos y relaciones orgánicas (patrocinadores, socios empresariales) y fuentes tradicionales (sujetos políticos, organismos policiales, agencias de noticias, a menudo estatales, ...), todo lo cual, con la irrupción de Youtube, Vimeo y compañía puede ser acelerado o ralentizado según la actitud del misterioso destinatario, el Juan Lanas que ve/lee/escucha esa opinión pública. Y, con todo eso, es tan secundario el papel del verdadero público que resulta una prioridad de la clase dirigente el que todo debate sea confuso: los temas deben aparecer y desaparecer rápido y ser tratados de manera ininteligible, bien por falta de datos (o de un contexto en que situarlo, relaciones que atribuirles, etc.) bien por un exceso de ellos que escamotea a la masa el análisis por la parálisis.
Por desgracia, el otro debate público, el que tiene lugar cada día en domicilios, centros de estudio y trabajo, barras de bar y parques, es un tanto silencioso y, además de acallado por la constatación de la impotencia, está bastante dirigido por ese otro debate del que hablábamos antes, por la pujante y constante iniciativa de los mass media, además de por su capacidad de llegar a casi todas partes y nuestra incapacidad para acallarles durante, al menos, el tiempo de pararnos a pensar.

miércoles, 26 de junio de 2013

Todo es posible.

Toda posibilidad necesita de la acción de alguien para convertirse en realidad.

Toda espera implica aceptar que no ocurra casi nada y la posibilidad de que otr@s hagan que lo indeseable ocurra.

miércoles, 19 de junio de 2013

Propaganda (I). La falsa palabra

En una especie de proyecto en torno a la propaganda, hemos tenido la idea de leer La fausse parole (existe una versión traducida, La falsa palabra), de Armand Robin (1912-1961) y Propaganda, de Edward Bernays (1891-1995). De este último ya nos ocuparemos más adelante; de momento, hablemos del sorprendente Robin.
La falsa palabra es un librito publicado en 1953 el mismo año en que murió Stalin, vale la pena recordarlo que no pretende ser un ensayo ni por su breve extensión ni por la manera en que trata su tema, la propaganda. De hecho, las observaciones del escritor y traductor bretón se refieren sólo a la propaganda abiertamente política y no a la de empresas privadas y más a la de regímenes que a la de partidos u organizaciones, lo que no quiere decir que no dé qué pensar más allá de eso.
Para entender esto, como todo lo que concierne a este libro, hay que mencionar dos de los rasgos fundamentales de la trayectoria de Armand Robin: el primero, que fue un políglota exacerbado que traducía veintiséis lenguas y podía entender grosso modo al menos quince más, lo que le permitía entender las emisiones de un enorme número de radios internacionales y serían esas escuchas agotadoras que devoraron buena parte de su tiempo y de su salud las que acabarían por dar a luz este libro. El segundo, que en el centro de este libro está la lengua rusa, que el bueno de Armand manejaba bien ya antes de viajar a la URSS (1933), un viaje cuyo sentido no era sólo lingüístico, sino que también debía descubrirle los frutos de la revolución rusa sobre el terreno y darle la ocasión de colaborar con la labor de un koljós. Para Robin, enamorado de las plumas de Blok, Esenin, Maiakovsky y Pasternak, todos literatos para quienes la revolución de 1917 había sido necesaria, pero no suficiente, aquella URSS con la que simpatizaba fue una gran y dolorosa decepción y el retorno a Francia, una suerte de abandono de su población que sólo podía paliar escuchando el parloteo de sus opresores, la radio estatal soviética.
Así se entiende el lento viraje de A. R. a un anarquismo que le era más una necesidad que una forma de activismo y su relación masoquista con la radio soviética, así como su encarnizamiento insistimos, racional y visceral a la vez contra aquel régimen, que se convirtió en el mejor ejemplo, que no el único, de aquello que Robin intentaba describir y denunciar con esa fascinación que despierta el Enemigo cuando parece muy difícil o imposible de vencer.
Pese a su brevedad, La fausse parole nos obligó a subrayar varios de sus pasajes y esto no es así sólo por el contenido de las emisiones que dieron lugar al libro, también lo es por la denuncia que en él se hace de la deshonestidad intelectual que preside la propaganda. Nos referimos a frases como
Lo que nunca se expresa, ni siquiera de modo muy oscuro, en esa propaganda es la petición de principio, de carácter metafísico, según la cual el adversario es ontológicamente el mal (...) en lo que a él respecta, el listón del absurdo debe ser rebasado a cada momento y el absurdo debe ser perfecto, a fin de desanimar al Espíritu y el medio del Espíritu: el Verbo. Nada debe significar nada.
o
Es lógico que todo caso de guerra contra las facultades de la mente culmine en violación del silogismo.
o aún
El tiempo ya no va a ninguna parte. Los hechos aparentes son innumerables y su presión sobre los corazones se agrava; caen de manera cada vez más precipitadamente, pero son sólo aspectos engañosos que toma la universal tentativa.
que nos remiten a La historia interminable.
Se supone que sean los tratados y panfletos los textos que más alumbren la crítica de la realidad y la búsqueda de otra mejor, pero a veces, como en la novela de Michael Ende, es la narrativa o la poesía (valga la redundancia) quien mejor lo hace. Nunca desde que leímos, hace más de cuatro años, la conversación entre Atreyu y Gmork, nos habíamos encontrado con una defensa de la Verdad tan simple y contundente.
La ética sólo puede ser práctica, no mera retórica o literatura ni desfogue para nuestras neurosis, y en el caso concreto de la Mentira, el problema con ella no es que «esté mal» porque sí, sino que la cultura de la mentira vuelve sospechosa a la Verdad, mina la posibilidad de ser sincer@s y, al poner bajo sospecha todo hecho que no provenga de la propia experiencia, destruye la posibilidad de la fiabilidad o confianza en la comunicación humana, convirtiendo la palabra en puro ruido al servicio de intenciones ocultas (una «falsa palabra»).

sábado, 1 de junio de 2013

La maldición de vivir en futuro: esperanza y desesperación

Condorcet, el gran matemático, el cerebro científico de la era de «las Luces», defendió lo inevitable del progreso humano en Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. Escribió sobre eso escondido en casa de una protectora, sabiendo que, de ser descubierto, le esperaba la guillotina, de la que sólo una muerte más prematura (un edema pulmonar o tral vez el suicidio) le salvaría.

Unica Zürn, después de su primer internamiento psiquiátrico, escribió «La liberación de la esperanza es la liberación total», como una década antes de suicidarse lanzándose por una ventana a las fauces de la libertad última.

Alejandra Pizarnik, amiga de Julio Cortázar, había escrito en una carta a Silvina Ocampo: «el mero hecho de que él, Julio, exista en este mundo, es una razón para no tirarse por la ventana». Julio, después de que Alejandra le contara su segundo intento de suicidio y posterior internamiento, le escribió una carta con toda su ternura y cierta seriedad envuelta en humor, que termina
Sólo te acepto viva,
sólo te quiero Alejandra.

martes, 28 de mayo de 2013

No hagáis mentir a las palabras

Algunos personajes de los medios de comunicación y de la clase dirigente andan estos días correteando como locos para intentar apretar las tuercas al régimen sirio, ahora que este parece estar ganándole la partida a los grupos armados que le combaten.
Desde este cuaderno nos hemos cuidado mucho de apoyar a ninguno de ambos bandos, por lo poco que les conocemos y el poco respeto que infunde la escasa información contrastada sobre lo que hace cualquiera de ellos, pero también nos hemos cuidado de fingir cualquier indiferencia ante el intento del bloque CCG-OTAN-Jordania-Ultraislamistas de movilizar a la llamada «opinión pública» en su favor.
Si les oís, tened cuidado: cuando dicen «la comunidad internacional», hablan de sí mismos –sobre todo, de los medio discretos EEUU– y cuando dicen «intervenir», se refieren a bombardear e invadir, como en Libia, como en Iraq, como en Afganistán.
Eso es lo que esta panda de irresponsables nunca tolerarían que se les hiciera a ell@s, lo que intentan que les pidamos que hagan con Siria.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Secuestrar y violar a Angela Merkel

Hemos querido titular esta entrada de manera muy clarita porque nos gusta llamar a las cosas por su nombre, salvo cuando nos ponemos burlones (véase el manifiesto Contra la globalización y el mestizaje, por ejemplo), que es cuando las llamamos por el nombre de quien queremos ridiculizar. Si esta aclaración puede ser necesaria es porque la idea de hacer tal burrada con la Merkel es parte de un simpático juego de palabras –«tenemos a Merkel en un zulo, enseñándole griego»– en una canción de Riot Propaganda y queríamos explicitarla en toda su crudeza. Sirva, pues, esta pretendidamente jocosa alusión a la violencia sexual para volver a abrir el melón de los tics machistas y misóginos en el movimiento anticapitalista.

Este artículo, o lo que sea, probablemente nunca habría tenido lugar si alguien no hubiera escrito antes Los Chikos del Machismo, una crítica a algunas letras de Los Chikos del Maíz que tuvo su respuesta (por llamarla algo) en forma de artículo del Nega, uno de los dos MCs de este grupo valenciano de rap y, por ende, de Riot Propaganda.
No debería hacer falta detallar por qué esta respuesta es, sobre todo, una confirmación de los problemas que apuntaba el artículo original... pero basta leer la respuesta del Nega, los comentarios de sus (¡ay!) incondicionales fans y la buena acogida que tienen, en general, frases como la que hemos apuntado antes para darse cuenta de que sí, hace falta explicar al menos un poco qué es lo que va mal en este asunto.

De qué no se trata: de contrastar personas en vez de ideas. Queremos debatir sobre ideas, así que el ego del Nega nos deja tan fríos como el nuestro propio y valga lo mismo para l@s autores del artículo que empezó todo, puesto que no les conocemos ni disponemos de chivatazos como los que da a entender el Nega (y, claro está, nos resbala bastante su pertenencia o no al PCE). Tampoco se trata de dar a estos la razón en todo: no vemos ni machismo ni homofobia en la alusión a Rita Barberà de la intro de Miedo y asco en Valencia, sólo una alusión burlona sin contenido político, basada en un rumor, como vemos tendenciosa su alusión a Letizia Ortiz como «ex presentadora del telediario de TVE». El sentido de esta manipulación, de todos modos, podría ser el cargar con más fuerza contra LCDM y no una supuesta solidaridad entre mujeres burguesas, lo cual no hace que deje de ser rechazable.
De qué no se trata, tampoco:  de discutir todos los problemas que plantea cuanto que ha escrito esta persona, el Nega. Visceralmente, la idea nos tienta, teniendo en cuenta sus letras en LCDM y Riot Propaganda y los artículos que ha publicado en Kaosenlared, pero el tema no nos interesa tanto ni nos parece que pueda interesar tanto a otras personas, por lo que dejamos a discreción del lector leer o no su artículo sobre especismo y antiespecismo o este otro sobre el leninismo y que muestran lo difícil de cualquier debate cuando lo normal es eso: falacias en forma de tópicos, en forma de chantaje emocional, en forma de argumento de autoridad, mezclas de todo para no decir nada, autojustificaciones carentes de interés o incoherencias como una sobre la que pasaremos de puntillas en este mismo artículo.

Vayamos al cogollo del asunto, el machismo:

· algunas de sus frases son perfectamente machistas, con contexto o sin él, como en «tú pidiendo ruido y tu novia entre mis ingles»; no es un problema de cotexto (el resto del texto, en este caso, de cada canción), sino de un contexto cultural en que poseer sexualmente a las mujeres enemigas, sean verdaderas enemigas (Angela Merkel) o sus novias, mujeres, madres o hijas, es una de las maneras de vencer al Enemigo o de remachar la victoria. El problema no es «equipara[r] sexo con machismo y sexismo»; aunque estos Chikos no lo crean, uno puede de hecho acostarse con alguien a quien respeta y ve como un/a igual y, cuando se está en esa actitud, no se habla del sexo como una amenaza, una competición o una manera de imponerse a alguien. Punto de Fuga, sin salir del rap anticapitalista, han hecho letras que celebran la sexualidad entre iguales en lugar de caer en tópicos machistas. El motivo por el que LCDM, Riot Propaganda y otros grupos hacen frases así es el mismo por el que las mujeres del bando vencido, en cada guerra, han sido condenadas a la esclavitud, la violación o a ser señaladas, rapándolas para escarnio público: son parte del territorio en guerra y, como tal, han de ser conquistadas, físicamente ocupadas.

· La izquierda no está libre de machismo, homofobia, racismo, etc, etc; ni siquiera la izquierda antiburguesa, la historia muestra más bien lo contrario. Compara el Nega el hecho de señalar su machismo con «llamar racista a Marx por sus ideas respecto a Bolívar y la emancipación latinoamericana», pero es que decir que Bolívar y la mayoría de venezolanos eran «incapa[ces] de todo esfuerzo de largo aliento» es un comentario racista, independientemente de su procedencia (¿le quitaría hierro el Nega si lo dijera, pongamos, alguien de la FAES?). Esto no es religión, no se trata de tomar todo lo que ningún autor ha escrito, ni de rechazarlo todo (el propio Marx advirtió contra ese tipo de lecturas doctrinalistas); nos quedamos con la capacidad de análisis de Marx, no con su racismo, como nos quedamos con el federalismo y anticapitalismo de Proudhon, no con su machismo, con el activismo anarquista de Berneri, no con su actitud patologizadora respecto de la homosexualidad y con la denuncia que Bruno Rizzi hizo del colectivismo burocrático soviético como opresión de clase mucho más que con su aversión paranoica por los hebreos. Nada de lo cual nos impide, claro, denunciar todo racismo, machismo u homofobia, también cuando vienen de al lado y no de enfrente.
En cuestión de letras musicales, no está de más recordar el precedente de Eskorbuto y aquello de «quisiera enrollarme/a una mujer policía/para estar jodiéndola/todos los días, todos los días» (en Maldito país) y, peor aún, lo de «He visto violar, he visto violar/y seguro que su hombre/nunca se lo hizo mejor» (en No quiero cambiar).

· Dado esto último, no está de más recordar que la autocomplacencia no sólo no tiene ningún valor por sí misma, sino que ha sido y es, en gran medida, un escollo. Nuestra generación, quizá por contagio burgués y por la grandísima derrota que ha sido el mantillo en que –mal que bien– hemos brotado, ha estado bastante impregnada de ese constante deseo de felicitarse, de cantar victoria a la mínima y de utilizar la crítica para autoafirmarse repartiendo bilis sin distinguir el disenso con los de nuestra clase del enfrentamiento con la clase opresora (ahí sí estaríamos con el Nega en la idea de que los trapos sucios se lavan en casa). En cambio, cuando se escucha o se lee a much@s compañer@s de principios del siglo XX o del XIX, e incluso a algun@s de la de nuestr@s padres o de la nuestra, encontramos una cultura política de autoexigencia, humildad, esfuerzo y responsabilidad. Estas palabras, hoy día confiscadas por el liberalismo más conservador (como palabras que invocar, no como realidades que encarnar, claro) forman parte de la sangre misma de la lucha de l@s oprimid@s por liberarse de una vez y para siempre: la responsabilidad es sólo el otro nombre de la libertad, del poder, de ese poder que preferimos repartir entre tod@s a organizar en una pirámide social. Dios ha muerto, lo queremos todo y la prueba es que estamos organizándonos para tomarlo y gestionarlo, el victimismo miserable de buena parte del discurso sindicalisto y de la izquierda parlamentaria es estéril y forma parte de la misma lógica que el «es que nosotr@s somos así». Si la cultura hip-hop es tan machista, homófoba y consumista como las demás subculturas y como la cultura común, habrá que revolucionarlas todas, ¿no? Cuando el Nega escribe
Si quieres corrección política y textos sin palabras malsonantes o polémicas que cuestionen tótems sagrados de la izquierda, puedes escuchar a Hechos contra el decoro, a Nach o al Chojín, que están muy bien aunque nunca se salgan de ciertos raíles marcados, es muy lícito su mensaje.
lo que en realidad está enunciando tranquilamente (¿y con cierta condescendencia, o esto ya es suspicacia nuestra?) es una auténtica involución en el rap combativo. Lo cierto es que Los Chikos del Maíz no han innovado, que sepamos, en nada con respecto a Hechos Contra el Decoro (el grupo más netamente activista de los tres citados), bien al contrario, tienen un discurso parecido, pero sazonándolo de ese narcisismo que les puede –como el propio Nega dice–, de referencias machistas y de ese vocabulario de palabrotas y referencias sexuales que, sin tener nada de rechazable en sí mismo, tampoco lo tiene de extraordinario y que él, por necedad o por mala fe puesta al servicio de la autojustificación, no sabe distinguir de sus bravuconadas de machito ibérico ni de su rechazo de un sistema indefendible. Vemos que el Enemigo y los sectores más candidos de nuestra propia clase han inventado eso del «lenguaje políticamente correcto» para retratar de manera neutra una realidad que «hace daño a la vista», como cantaban Habeas Corpus, pero eso no es motivo para darle la vuelta a su bandera y meter en el mismo saco el machismo y las transgresiones a los «buenos modales». Mearse en la sopa puede hacer que un@ se sienta afirmado en sí mismo, pero no es necesariamente una buena idea y difícilmente será una contribución revolucionaria; no sabemos quién «equipar[a] sexo con machismo y sexismo», de entre l@s verdader@s feministas de las dos últimas generaciones, no hace falta abundar en el ejemplo de Punto de Fuga y todo lo dicho.

Ante nosotr@s, pues, sigue el mismo dilema de siempre: seguir reproduciendo cada día aquellas relaciones a las que decimos oponernos, las no defendidas, pero sí aprendidas, mientras lavamos nuestra conciencia pretendiendo que parlamentos y tribunales vayan a abolir el machismo a golpe de decreto... o aplicarnos el cuento y acabar con él en el terreno en que de verdad nos movemos: nuestra vida cotidiana.

lunes, 15 de abril de 2013

La década de 1990 o «el desierto que no lo fue tanto»

Este blog tiene la extraña cualidad de recibir visitas a diario y, a menudo, desde varios países, pero el retorno (por evitar el anglicismo «feedback») que recibimos hace pensar que sólo hay dos tres lectores, habituales. Eso no nos hace pensar tanto en cerrarlo o siquiera en congelar la publicación de entradas como, sobre todo, en publicar algo que nos rondaba desde que empezó su andadura y que puede ser interesante de consultar -modestia aparte- en cualquier momento de los próximos meses o años. Vamos, pues, al tema:

Diez motivos por los que la década de 1990 no fue el desierto apático que a menudo nos creemos

1) Obviamente, porque quien se rindió lo hizo bajo su propia responsabilidad y no por la famosa Mano Invisible de Adam Smith ni ninguna otra similar. Respecto del supuesto batacazo del movimiento anticapitalista con el desmoronamiento de los regímenes del Este (bloque de la URSS, Yugoslavia, Rumanía, Albania) y similares (Etiopía, Laos, Vietnam), nos parece que queda muy matizado por la existencia de un marxismo que nunca fue leninista; algún día dedicaremos la debida entrada a este último tema. Sin negar que la hegemonía israelo-estadounidense haya tenido -y, en menor medida, aún siga teniendo- graves consecuencias, ni el contrapeso soviético era tanto, ni ello supuso en Cuba un desembarco capitalista comparable al de los otros regímenes o un atrincheramiento como el del régimen juche en Corea del Norte.

2) En el caso del estado español, los movimientos que se habían negado a tomar parte en la Transición/Transacción, a saber, el anarcosindicalista, el autónomo y el MLNV, siguieron diezmados por sus respectivos problemas, tanto internos como externos, pero no cejaron en la contestación del orden postfranquista. Más aún, los tres participaron, sin buscar protagonismo -que sepamos-, en un movimiento más amplio, como fue el de objeción de conciencia a la «mili» (el servicio militar obligatorio) llamado «de insumisión» a esta, perseguido tanto antes como después de 1987, cuando el gobierno de Felipe González dio por única alternativa a la mili una PSS («prestación social sustitutoria»), oséase, trabajar gratis en un estado que empezaba a conocer tasas de paro inauditas. Algún día también dedicaremos una entrada propia a este movimiento que consiguió la última gran victoria contra el régimen, la abolición de la mili en 2001, precedida de la excarcelación de todos los insumisos presos entre 1996 y 2001.

3) En el ámbito (contra)cultural, estamos hablando de una continuación de la escena punk y del mundo del fanzine -que le pregunten, si no, a «tipogris», autor de No había futuro e Industrias Mikuerpo, a quien tenemos el placer de leer y, a la vez, recibir en esta humilde bitácora-, pero también de un crecimiento exponencial de los centros sociales okupados y un constante flujo de grupos de música disidente. Madrid, que se quedó a la zaga en lo relativo a okupaciones, vio al menos nacer a cuatro grupos emblemáticos del mestizaje combativo rap-metal/rockero como Habeas Corpus, La Vaca Güano, Hechos Contra el Decoro y La Pan (estos últimos, quizá menos talentosos o magnéticos a la hora de escribir o componer, han pagado bien caro el decir, con menos labia que la primera división del hip-hop español, cosas que en realidad nos parecen mucho más importantes y originales que la mayoría de ellos).
Euskal Herriak no sólo vio sobrevivir a otros grupos de esta escena (Barricada, Doctor Deseo) sino que, de los restos de los anteriores -pensamos, sobre todo, en Kortatu- surgieron Negu Gorriak y todo el proyecto discográfico alternativo de Esan Ozenki, luego Metak, y Gora Herriak! y todos los grupos que les acompañaron (Joxe Ripiau, Su ta Gar, ... ); así como el nacimiento de otros que no lo hicieron (Berri Txarrak).
Pese a su escaso contenido combativo, tampoco se puede negar que existe algún contenido de denuncia, a veces más intuitivo que madurado, en algunas canciones de la primera plana del hip-hop español, surgida en esta década: el Chojin, Violadores del Verso, Tote King, etc.

4) Además de la escena fanzinera, el mundo editorial más cuidado vio nacer a editoriales como Virus, Txalaparta o Traficantes de Sueños -que además daría, más tarde, todo el espacio Embajadores 35-, que se han convertido en buques insignia de la edición alternativa en todo el estado español.

5) Las pequeñas organizaciones y agrupamientos de la década anterior no desaparecieron por un desagüe; el crecimiento okupa del que hablábamos antes (mención especial, en Barcelona, para la
«batalla del cine Princesa») fue acompañado de una lógica reacción contra la imposición de ETTs y del activismo de gentes como -en el caso de Madrid- la Coordinadora Antifascista o Lucha Autónoma, que daría lugar a Rompamos el Silencio, con todos los «pero»s que se les quieran y puedan poner.
Por más reservas que nos produzca la idea de un «movimiento antifascista» y sus tendencias pandilleras, la existencia de la Coordi y todo lo que se mueve en torno a ella ha sido importante para arrinconar a las bandas ultraderechistas que pululaban por nuestras calles, como recordaba un artículo no hace mucho.

6) El florecimiento de este tipo de bandas un poco por todas partes y el ascenso paralelo de la extrema derecha electoral llevaron, en Marsella y su región, a la aparición de los FTP (Franc-Tireurs Partisans), demostración práctica, con once duros sabotajes a lo largo de la década, de que la memoria antifascista seguía viva y de que dicha lucha no podía dejarse en manos del Estado o de las ONGs que siguen su discurso.

7) En Venezuela y Latinoamérica entera, el ascenso del MVR de Hugo Chávez fue la culminación de un ciclo iniciado probablemente con el «caracazo» y que no sólo puso fin a la guerra sucia contrainsurgente, sino que dio lugar a una nueva dinámica cuyas consecuencias venezolanas ignoramos (hay una gran discusión sobre los efectos reales de las políticas bolivarianas, ignoramos si todo el mundo dice toda la verdad al respecto), pero no así las internacionales, donde la integración latinoamericana parece ser protagonista en el fin de la hegemonía yanqui-sionista.

8) En México, la recomposición de las fuerzas anticapitalistas de las décadas anteriores dio lugar al surgimiento de un anticapitalismo que, sin beber del anarquismo o magonismo, llevó la crítica marxista a planteamientos básicamente libertarios, pensamos principalmente en fuerzas guerrilleras como el EZLN en Chiapas o el ERPI (Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente) en Guerrero, cuya actividad ha ido mucho más allá de lo estrictamente armado, al estimular a quienes defendían posiciones similares, con o sin armas. Esta especie de marxismo antidogmático, que parece decirse inocentemente «seamos mejores que Lenin» más que rechazar su legado y que resulta ser cada vez más crítico con el dirigismo, tan tradicional entre leninistas, parece haber sido una inspiración en toda Latinoamérica y, según resistía y crecía, ha alimentado al debilitado movimiento anticapitalista en todo el mundo... por no decir que, obviamente, ha demostrado que «era mentira que se acabaron las guerrillas» (que diría Víctor Jara) «a seis años del 2000», como remachaban Todos Tus Muertos y Fermín Muguruza, no siempre se da semejante acumulación de prestigio político y fuerza armada a la vez.

9) En términos de visibilidad, fue la década que vio las grandes movilizaciones internacionales de Seattle y Praga (continuadas en Göteborg, Barcelona y Génova), de manera similar -aunque con un empuje mucho menos constante- a lo que ha ocurrido en el estado español desde el 15 de mayo de 2011. Puede que aquellas fueran acciones poco definidas y con cierta fijación mediática, pero eso no quita que sirvieran para luchar, precisamente, contra la sensación de minorización y desmovilización generales, además de curtir, mal que bien, a quienes contamos veintimuchos o treintaipocos años.

10) Más allá de las relaciones entre seres humanos, el movimiento de liberación animal y el ecologista siguieron trabajando y, aun reconociendo que esto ha llevado a cierta recuperación sistémica (en el primer caso, podemos citar la reciente declaración antitaurina del Parlament catalán; en el segundo, el libro Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible, de René Riesel y Jaime Semprún, cuyas trayectorias subrayan todo lo que esta entrada viene a decir sobre la historia reciente), la lucha no sólo no se ha acabado sino que su vertiente más combatiente, el Frente de Liberación Animal o ALF en el caso del animalismo, ha perdido fuerza, pero ganado en focos y ha cuajado, en el caso del ecologismo, dando lugar al ELF o Frente de Liberación de la Tierra, todavía bien vivo hoy día. No podemos negar, con todo, la subsistencia (Animal Rights Militia) o aparición (Justice Department, Provisional ALF, Revolutionary Cells-Animal Liberation Brigade) de fenómenos similares, inquietantes por su abierta falta de ética, pero ninguno de los cuales ha alcanzado, ni remotamente, la trascendencia del ALF por motivos obvios.